Benedict Tomkins se enfrenta a un juicio militar por abusar de un oficial tras una conferencia con barra libre.
Nunca una conferencia de Naciones Unidas ha acabado en un conflicto diplomático tan insospechado como la que se celebró el 7 de enero de 2015 en Uganda. Esa noche, la cena y espectáculo con barra libre, en el Hotel Sheraton de Kampala, terminó con la denuncia de violación por parte de una oficial de las Fuerzas Aéreas de EEUU contra un teniente coronel del ejército británico.
El suceso ha desembocado en una corte marcial sin precivaedentes que implica a dos ejércitos, a dos oficiales de diferente rango y a dos países, por lo que se está celebrando a ambos lados del Atlántico.
El juicio se inició en la base militar estadounidense Andrews, en el distrito de Washington, y ha continuado a más de 5.700 kilómetros en Bulford Camp, una instalación de Wiltshire en el suroeste de Reino Unido, donde se están presentando pruebas y testigos tanto de la acusación como de la defensa.
El acusado
El acusado es el teniente coronel Benedict Tomkins, casado, de 49 años y que ha estado dos veces al mando de las tropas británicas en Afganistán. Actualmente está destinado en el Equipo de Defensa y Soporte con sede en Abbey Wood.
El británico ha admitido que existió una relación sexual con la oficial pero niega los cargos de violación porque, según él, el acto fue consentido a pesar de que la relación no fue con «pétalos de rosas o por una flecha de Cupido” sino más bien algo «bastante animal», según declaraciones recogidas por el Daily Mail.
Sin embargo, la víctima, de la que no se ha revelado su identidad, asegura que el teniente coronel la llevó a la habitación del hotel y se abalanzó sobre ella, intentó desnudarla ejerciendo una actitud agresiva e hizo caso omiso a la resistencia que hizo la oficial.
La versión de la víctima
«Entró, cerró la puerta y se dirigió directamente hacia mí. No hubo bromas ni discusiones. Fue muy directo en cuanto a sus intenciones e instantáneamente intentó desabrochar mi vestido», ha declarado la chica.
Ambas partes reconocen que entablaron contacto en la fiesta y decidieron trabajar juntos en un presentación tras el evento. Pero las versiones presentadas a ambos lados del Atlántico difieren tanto en el lugar de la reunión como en el resultado de la misma.
Mientras que en el lado estadounidense se asegura que pretendía trabajar en el lobby del hotel, la británica asegura que fue la oficial norteamericana quien lo invitó a revisar la presentación en la habitación.
Las pruebas
Con el proceso judicial en marcha, nuevos datos arrojan nuevas información sobre lo acontecido aquella noche. Se han conocido los primeros testimonios de los implicados y los correos electrónicos cruzados entre ambos militares.
Tomkins se defendió afirmando que la acusación era “maliciosa” y pretendía enmascarar sus “deficiencias profesionales”. El británico declaro durante las diligencias previas: “Sólo puedo adivinar si ha sido causada por alguna angustia personal en su vida”.
Durante las recientes vistas varias contradicciones han salido a la luz como las mostradas durante el procedimiento por Peter Glesner, defensor del teniente coronel, en la base de Andrews al interrogar a la demandante quien se defendió alegando: “Se que estaba demasiado borracha para consentir algo así, si sucedió”.
La respuesta abrió la puerta a las dudas a la Defensa, que formuló esta pregunta: “¿Estaba lo suficientemente sobria para colaborar con el oficial superior británico en una presentación pero demasiado borracha para consentir el sexo?”.
Por su parte, la acusación culpa al teniente coronel de “respaldar” su acto a través de los correos electrónicos que este mando a la oficial americana, en los que trataba de volver a encontrase nuevamente con ella en Nairobi.
Los e-mails tratan de esclarecer la verdadera relación entre ambos militares. Algunos de los mensajes muestran el interés de Tomkins por la militar. A quien escribía y recordaba el encuentro en Kampala como si fuera una escena de Shakespeare in Love.
El oficial británico, de mayor rango, llegó a comparar a la ‘oficial junior’ a un submarino que salía a la superficie para volver a desaparecer en las profundidades, quizás por la ausencia de respuesta a sus misivas.
El FBI revela los momentos previos
La BBC ha publicado algunas de las evidencias recopiladas por el agente especial del FBI Ronald Brown que indican los momentos previos antes de subir a la habitación del Sheraton. La presunta víctima alegaba como “cada vez que su vaso estaba a medias el camarero lo rellenaba”.
Según el informe de la agencia federal: “En un momento parece que el coronel Tomkins dejó de beber aunque alentaba al camarero a seguir llenando el vaso de la oficial”.
En procedimiento judicial continúa a ambos lados del Atlántico con el fin de permitir a los testigos aportar las pruebas en Estados Unidos para continuar con el proceso en Reino Unido.