A finales de 2020, la Armada estadounidense presentó el Bloque 5 del Tomahawk, la primera versión desde el Bloque 4 de 2005. Las versiones bloque representan en realidad una acumulación de mejoras individuales, que lo convierten en un misil de crucero sustancialmente diferente del bloque anterior.
Las nuevas características exclusivas del Bloque 5 incluyen la posibilidad de alcanzar objetivos del tamaño de un buque a distancia máxima (más de 1.600km) mediante el uso de un nuevo buscador de objetivos. El Bloque 5 lleva una cabeza de guerra nueva con mayor poder de penetración contra los grandes buques de guerra y es más eficaz contra todos los objetivos. También se le han mejorado los sistemas de comunicación y navegación, que son más resistentes a las interferencias y a otras medidas de guerra electrónica.
Todo esto significa que, las comunicaciones del Bloque V son más difíciles de detectar, así como de interrumpir. El sistema de navegación es más capaz de funcionar incluso con fuertes interferencias del GPS gracias a un sistema de navegación inercial (INS) más preciso e ininterferible. Otra característica notable es que el Bloque 5 no es más caro, que sigue siendo de entre un millón y un millón y medio de dólares (dependiendo de las características) por misil, lo que le hace mucho más barato que los misiles de alta velocidad, que cuestan tres o cuatro veces más, son más pesados y tienen menor alcance.
El coste relativamente bajo del Tomahawk lo hace eficaz para más misiones, como el ataque a objetivos terrestres o su uso en grandes cantidades. Todos los Tomahawks del Bloque 4 se actualizarán al Bloque V y los del Bloque 3 restantes se retirarán, porque la mayoría se construyeron en la década de 1990 y ahora no merece la pena el gasto de una actualización y reacondicionamiento.
La mayoría de los Tomahawks en servicio en Estados Unidos se transportan y disparan desde células VLS (Vertical Launch System) de buques de superficie o submarinos nucleares (SSN). También existe una versión para ser lanzada desde tubos lanzatorpedos, la que usan los SSN británicos. El Tomahawk se ha convertido silenciosamente en la principal arma ofensiva de la Flota estadounidense.
El misil de ataque terrestre Tomahawk (RGM-109) pesa 1,2 toneladas, mide seis metros de largo y su alcance es de 1.600 kilómetros. Alcanza su objetivo a una velocidad de 600-900 kilómetros por hora, volando a la altitud de 17-32 metros, propulsado por un motor a reacción que genera sólo 273 kg de empuje. La precisión está a la altura del JDAM (10 metros). El Tomahawk puede reprogramarse en vuelo para alcanzar otro objetivo y lleva una videocámara para que poder comprobar los posibles objetivos.
Con el bloque 4 llegó la nueva cabeza de guerra JMEW (Joint Multi-Effects Warhead System). Se trata de una cabeza de 450 kg, diseñada principalmente para penetrar en búnkeres subterráneos, aunque también proporciona un excelente efecto de explosión para objetivos menos robustos, si bien no se ha revelado la capacidad de penetración exacta. La JMEW emplea una guía terminal láser que le permite impactar a unos pocos metros (diez pies) de su punto de puntería. La JMEW también puede alcanzar objetivos en movimiento, como los barcos.
Cuando apareció el Tomahawk en 1983, fue uno de los primeros vehículos aéreos no tripulados de combate, pero no era reutilizable. El Tomahawk ha sido la principal arma de ataque a tierra para buques de superficie y submarinos desde la década de 1990. Hasta ahora se han fabricado más de 6.000. La Armada estadounidense ha disparado más de 2.200 en combate y más de 600 en adiestramiento y pruebas. En la actualidad, la Armada tiene más de 3.000 Tomahawk en sus buques de guerra o almacenados.
Se espera que los Tomahawk permanezcan en servicio hasta 2040, y que los más antiguos sean renovados para prolongar su vida útil. Eso suele significar que se sustituyen o mejoran las baterías y la electrónica, junto con los componentes mecánicos más antiguos.
Los bloques 0, 1 y 2 se introdujeron durante la Guerra Fría, que terminó en 1991. Algunas de las versiones de Tomahawk de la Guerra Fría estaban optimizadas para alcanzar los 2.500 kilómetros de distancia o para ser lanzados desde aviones con ojivas nucleares. Estas versiones desaparecieron cuando el bloque 3 entró en servicio en 1994.
Entre un bloque y otro se produjeron a menudo importantes actualizaciones. El Bloque 4 recibió una gran actualización en 2012 con la incorporación del GPS y el control remoto en vuelo.
Las actualizaciones más recientes añadieron mejoras en el sistema de guiado y capacidades defensivas contra las interferencias electrónicas. La necesidad de estas nuevas características se vio en 2015, cuando la Armada probó el actual Bloque 4 de Tomahawk para ver si su nueva capacidad de comunicación bidireccional podía permitirle alcanzar eficazmente objetivos en movimiento.
El Block 4 lo consiguió, pero no en condiciones de combate. Es decir, no con buques de guerra que disponen de armas defensivas o electrónicas para derribar el misil atacante o engañar a su sistema de guiado. En una prueba se empleó un avión cercano (que podría ser un UAV) que rastreaba la ubicación exacta del barco objetivo. Eso también podría hacerse desde un satélite espacial. La capacidad antibuque plenamente desarrollada para el Tomahawk requiere actualizaciones periódicas en el sistema de guiado para que sea capaz de operar sin comunicaciones bidireccionales constantes.
La Armada es consciente de que el Tomahawk no es el misil antibuque ideal. Contra las defensas modernas los misiles antibuque tienen que moverse más rápido que un Tomahawk y estar equipados con un sistema de guía terminal mejor. El problema de la velocidad no se puede arreglar, pero el Tomahawk podría estar equipado con un sistema de guía terminal más capaz, para hacer frente a los sistemas de seguimiento y puntería de los cañones y misiles diseñados para derribar los misiles antibuque cuando se aproximan.
En cualquier caso, el Tomahawk Block 4 tiene un camino que recorrer antes de ser un misil antibuque competitivo contra los buques de guerra modernos. Pero el desarrollo y las pruebas de las actualizaciones dotarán al Tomahawk de una capacidad antibuque útil, aunque no sea el misil antibuque más eficaz que existe.
Al parecer, existen algunas propuestas novedosas para el empleo de una cabeza de guerra antibuque radicalmente nueva, que convierta al Tomahawk en un misil de dos etapas con la cabeza de guerra realizando el ataque final a una velocidad mucho mayor. Eso aumentaría el coste y el peso del Tomahawk, que tiene un diseño estable y fiable con mucha experiencia en combate. Sería más fácil retocar el sistema de guiado, la ojiva y el alcance y conseguir nuevas capacidades asequibles que funcionaran. Una de las razones de la utilidad continuada del Tomahawk es su capacidad para hacerle cada vez más cosas de forma fiable.
Gracias a estas constantes mejoras y a su constante fiabilidad, los buques de guerra estadounidenses (y de otros países) siguen manteniendo el uso de los Tomahawks en combate de forma habitual. Los objetivos suelen estar en tierra y no son móviles. La mayoría de estos usos se hacen públicos, pero algunos no. En 2011 se emplearon varios centenares de Tomahawks contra Libia, lo que demostró su eficacia a la hora de realizar ataques aéreos de gran envergadura con poca antelación, en cualquier parte del mundo, sin perder aviones tripulados más caros y sin exponer a sus pilotos a ser derribados y capturados.
El sustituto previsto del Tomahawk es el NGLAW (Next Generation Land Attack Weapon). El desarrollo de un sucesor del Tomahawk ha estado en marcha desde la década de 1990 y el programa actual (NGLAW) es un misil de crucero que será más pesado (2,2 toneladas), tendrá un mayor alcance (2.000 kilómetros) y una cabeza de guerra más grande (una tonelada) que el Tomahawk. Será más sigiloso y hará uso de una combinación de nuevos sistemas de guiado y puntería para mejorar las posibilidades de éxito. El precio será probablemente el factor clave, pero se espera que cueste al menos el doble que el Tomahawk.
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