Análisis efectuado por Justo A. Huerta Barajas, miembro de la Sección de Futuro de las Operaciones Militares, de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares (Acami).
Los ejércitos necesitan, ante cualquier enfrentamiento, estar en superioridad técnica, humana y contar con una organización eficiente para acometer todos los riesgos del combate.
Sin embargo, por razones presupuestarias y culturales, nuestra sociedad ha creado una brecha entre la investigación militar y civil que ha empapado e interiorizado en todo el tejido institucional, empresarial llegando a nuestra propia legislación.
Por ello, se hace necesario romper esta tendencia y mejorar la cooperación entre los diversos actores que participan en la investigación y desarrollo de tecnologías a través de las técnicas de doble uso que cubran necesidades civiles y militares.
La razón es simple, de seguir con esta política ciega se tendrá una dependencia económica, tecnológica y de gestión exterior en cualquier crisis que suceda. Al mismo tiempo se cortará un importante flujo económico en ciencia e investigación de nuestra Patria.
Se hace necesario acudir a las tecnologías innovadoras de cualquier sector, con el fin de mejorar y desarrollar las capacidades militares.
La simplificación del problema es clara: ambos sectores, militar y civil, tienen que obtener ganancias por medio de proyectos conjuntos de investigación de tecnologías, al tiempo que se establezcan mecanismos de transferencia útiles para ambas partes.