Las tácticas y la tecnología avanzan tan deprisa que un dron que hoy es puntero quedará obsoleto en dos meses, según afirman oficiales de Ucrania y de la OTAN.
La línea del frente visible apenas se ha movido en meses, pero por encima de las trincheras y los campos de minas que dividen Ucrania, una batalla invisible se libra en el aire.
Ambos bandos actualizan constantemente sus drones y sus tácticas antidrones, que dependen sobre todo de las conexiones de radio empleadas para controlar las aeronaves no tripuladas y transmitir la información vital que recogen a los comandantes, las baterías de artillería y de lanzamisiles. Ambos bandos han invertido mucho en guerra electrónica para desviar misiles y derribar drones, y se calcula que solamente Ucrania pierde entre 5.000 y 10.000 al mes. Los expertos ucranianos y de la OTAN afirmaron en la conferencia anual sobre guerra electrónica de la Association of Old Crows que este juego del gato y el ratón avanza con tanta rapidez que la tecnología se actualiza cada ocho semanas aproximadamente.
«El entorno electromagnético del este del Donbás es el más complejo del mundo», afirmó el Comodoro del Aire Blythe Crawford, Comandante del Royal Air Force’s Air & Space Warfare Centre (ASWC). «Si estás produciendo la versión 1.1, tienes ocho semanas antes de producir la versión 1.2».
El Capitán Iaroslav Kalinin, oficial de la reserva ucraniana y emprendedor tecnológico, se refirió a la misma cuestión de forma más contundente, mientras presentaba uno tras otro los distintos tipos de aviones no tripulados que ambos bandos habían desplegado. «Todo lo que les muestre quedará obsoleto en los próximos dos meses», dijo Kalinin en la conferencia de la AOC.
Los grandes drones militares, como el turco Bayraktar TB2, que fueron las estrellas al comienzo de la guerra, han dado paso a los minidrones de aficionados y, cada vez más, a los drones de carreras controlados por operadores que usan gafas de realidad virtual para tener la visión de un dron, lo que se denomina control en «First Person View» (FPV).
Ambas partes han convertido los ágiles y veloces drones FPV en bombas inteligentes ad hoc y, según Kalinin, los ucranianos los están empleando incluso como interceptores para derribar drones rusos más grandes. Mientras, los operadores ajustan constantemente las frecuencias de control para eludir las interferencias, cambian la forma en que se ocultan de los ataques de represalia, que dan prioridad a los operadores de drones, y amplían el alcance mediante trucos como la retransmisión de la señal de control a través de un dron secundario.
«El bando que prevalezca será el que innove más rápido», afirma Crawford.
Pero, ¿de qué bando se trata? Aunque los rusos tienen una bien ganada reputación de rigidez, «también están aprendiendo», dijo el General de División Borys Kremenetskyi, oficial de la Fuerza Aérea de Ucrania que actualmente sirve como agregado de defensa en Estados Unidos. «Están adaptando [sus] tácticas».
Cuando empezó la guerra, dijo Kremenetskyi, Ucrania combatía contra «el gran Ejército Soviético»: largas columnas de tanques, vehículos de transporte de tropas y camiones se adentraban en territorio ucraniano, y a menudo se quedaban atascadas cuando la resistencia resultaba mayor de lo previsto, como el infame «atasco» de 65 kilómetros al norte de Kiev. A medida que avanzaba la guerra, los escalones mecanizados de la era de la Guerra Fría fueron dando paso a ataques de oleadas humanas de tropas a pie con escaso apoyo, sacados directamente de los días más oscuros de la «Gran Guerra Patria» contra los nazis. Pero los rusos también lanzaron incesantes ataques con misiles y aviones no tripulados contra ciudades ucranianas y, según Kremenetskyi, tuvieron cuidado de variar sus trayectorias de vuelo de un ataque a otro y de usar aviones no tripulados de reconocimiento para explorar los puntos débiles de las defensas aéreas ucranianas.
En el ámbito de la guerra cibernética y electrónica, los rusos comenzaron la guerra con un golpe de gracia contra la red de comunicaciones ViaSat, de la que dependían las tropas ucranianas, pero Starlink, de Elon Musk, salvó la situación. Starlink ha demostrado ser extraordinariamente resistente a la piratería y las interferencias. Pero, advirtió Kremenetskyi, los rusos aprendieron a buscar zonas de «acceso masivo a Internet» y otras señales de que los terminales Starlink estaban en línea, para luego atacarlas.
No obstante, Kremenetskyi expresó su confianza en que la sociedad y el Ejército ucranianos, más occidentalizados, pudieran adaptarse más rápidamente que los autoritarios rusos. «La innovación es una de nuestras ventajas», afirmó. En particular, desde las devastadoras pérdidas en Crimea y el este de Donbass durante la invasión rusa de 2014, Ucrania ha reformado sus Fuerzas Armadas para permitir más iniciativa entre las tropas subalternas de primera línea: los soldados están asaltando trincheras y reconfigurando drones.
«Transferimos mucha autoridad a los oficiales subalternos», dijo el General. «Creamos un cuerpo de suboficiales muy poderoso, que nos permite tomar decisiones en las trincheras. Nuestros soldados no esperan a un general en algún lugar de un cuartel general. …Pueden tomar sus propias iniciativas en el campo de batalla. Esa es una de nuestras ventajas».
Esas reformas tácticas y técnicas marcaron una diferencia especial en la guerra electrónica: Las interferencias rusas paralizaron los sistemas de mando ucranianos en 2014, pero no lograron derribarlos en 2022.
«El mayor coco del mundo era la guerra electrónica rusa», dijo Jeff Fischer, ex oficial de guerra electrónica de la US Air Force. «[La gente decía] ‘están años luz por delante de nosotros’. Pues no».
Sin duda, dijo en la conferencia de la AOC, las especificaciones técnicas de los sistemas rusos eran impresionantes, y los ejemplares adquiridos por las agencias de inteligencia funcionaron magníficamente en las pruebas de campo realizadas en polígonos de tiro estadounidenses, donde fueron manejados por personal formado en Estados Unidos con un apoyo técnico de primera categoría. Sin embargo, en el barro y el caos del conflicto real, con un mantenimiento deficiente y tripulaciones cansadas y poco entrenadas, su rendimiento en combate era mucho peor.
Dicho esto, Fischer advirtió que la brutal selección natural del combate en curso está obligando incluso a los rusos a mejorar. «Aunque Rusia no era muy buena al principio, combatir es entrenar, así que puede que estén perdiendo hombres, pero están aprendiendo», afirmó. «Rusia está mejorando relativamente, sólo porque se les está obligando a hacerlo».
Lo que a Rusia le falta de iniciativa ascendente, podría compensarlo su capacidad para movilizar sin piedad todos los recursos disponibles al servicio de los objetivos del autócrata, argumentó Crawford.
«Más que una cuestión de ‘vamos por delante o por detrás’… se trata de una batalla de modelos de innovación», afirmó. «Tenemos a Ucrania, que es un poco más occidental en su enfoque, un modelo de innovación ascendente… frente a un modelo autocrático descendente… en el que han movilizado la base industrial de la nación para apoyar esa innovación descendente».
A medida que la guerra avanza y la determinación occidental flaquea, es difícil saber si al final prevalecerá el mundo libre o los autócratas.
Fte. Breaking Defense