El Ejército de Estados Unidos tiene un interés creciente en las interfaces cerebro-ordenador: sensores que captan señales cerebrales y electrónica que las convierte en información digital, que puede ser leída por las computadoras. Pero la manera más común de captar las señales electromagnéticas del cerebro a través de la electroencefalografía, o EEG, consiste en cápsulas repletas de sensores que son voluminosas, tienen un aspecto ridículo, necesitan conectarse por medio de cables a otras máquinas y, a menudo, requieren gelatina conductiva para funcionar. Además, funcionan de manera impredecible dependiendo de factores individuales como el cabello. No son aptos para la vida normal, y mucho menos para los soldados.
Un grupo de científicos de varias universidades ha creado una discreta tira de interfaz cerebro-computadora que podría revolucionar la forma en que los humanos convierten sus pensamientos en un formato legible por máquina.
Se trata de una tira estrecha, que se adhiere a la parte superior del cuello y que captura datos de un casco de EEG tradicional. Las señales las interpreta un software -ayudado por el aprendizaje automático- para producir datos que podrían ser empleados para dirigir vehículos u operar otras computadoras. Todo el sistema se llama SKINTRONICS.
«Demostramos que este sistema portátil y flexible puede controlar una silla de ruedas eléctrica, un mini-coche y una presentación de software», dijo Woon-Hong Yeo, investigador del Instituto Tecnológico de Georgia, a Defense One por correo electrónico. El artículo de Yeo y sus colegas aparece en la edición actual de la revista Nature Machine Intelligence.
Yeo y su equipo diseñaron la tira para personas que han perdido movilidad, pero sus ventajas sobre el casquete del EEG prometen darle una aplicabilidad mucho más amplia.
«Sí, obviamente este sistema puede ser usado para controlar otros dispositivos, incluyendo equipos militares», dijo.
En los últimos años, se ha invertido mucho en la investigación de diferentes tipos de interfaces cerebrales y de computadoras. En 2015, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) reveló que una mujer con un chip implantado quirúrgicamente había pilotado un F-35 virtual. El pasado mes de septiembre, demostraron que una persona equipada con el mismo chip podía dirigir un enjambre virtual de aviones no tripulados.
El Ejército chino también está avanzando en investigaciones similares, según Elsa Kania, becaria del Programa de Tecnología y Seguridad Nacional del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.
Más allá del pilotaje basado en el cerebro, los militares están explorando el uso de interfaces cerebro-computadora para la comunicación. En 2008, el Ejército de Estados Unidos donó 4 millones de dólares a investigadores de la Universidad de California en Irvine, para estudiar lo que los investigadores describieron como «telepatía sintética». Una persona que lleva una capucha de EEG o en una cámara magnetoencefalográfica intentaría hacer que su cerebro enviara señales electrónicas en una forma que pudiera ser leída como comunicación – de hecho, código Morse.
Yeo escribió: «Actualmente, tenemos limitaciones para diferenciar las señales cerebrales (menos de 10 tipos diferentes) para controlar hardware o software externos, que se resolverán mejorando el algoritmo de aprendizaje de la máquina y optimizando el diseño del circuito, al tiempo que aumentamos la amplitud de la señal cerebral mediante un mejor contacto con la piel de los electrodos».
Todos estos esfuerzos, además del trabajo emergente para tratar el PTSD a través de terapias especializadas basadas en el cerebro, podrían beneficiarse de una interfaz que, según el documento, supera a los casquetes de EEG tradicionales y es menos intrusiva.
Fte. Defense One