En la China de Mao, el orden del día era «dejar florecer un millar de flores» (en realidad una cita errónea) pero hoy en día es más probable que los chinos digan «dejar volar mil drones». El SF Express de China es una de las primeras compañías en el país, y en el mundo, que hace entregas de paquetes utilizando drones, en lo que la compañía llama un «gran momento en el desarrollo de drones».
La pregunta para los americanos es: ¿cuándo tendremos nuestra versión de miles de drones sobre nuestras cabezas?. Para acercar ese día, el presidente Donald Trump lanzó recientemente una orden ejecutiva pidiendo a las autoridades de aviación «integrar aún más» drones en los cielos de EE. UU. Los funcionarios deberán desarrollar nuevas pautas «para promover la operación segura de sistemas de aeronaves no tripuladas (UAVs) y permitir el desarrollo de estas tecnologías para su uso en agricultura, comercio, gestión de emergencias, transporte humano y otros sectores «.
De hecho, 2018 podría ser el año del dron. En 2017, estos UAVs se ganaron la vida acudiendo en ayuda de los servicios de rescate y de las compañías de seguros que lidian con los efectos de los devastadores huracanes en Florida, Texas y Puerto Rico. Los grupos de ayuda utilizaron drones para evaluar el daño, y las compañías de seguros los usaron para procesar los reclamos. Está claro que estos sistemas están ya a la altura de su trabajo, ahora habrá que convencer a los reguladores.
La normativa de Estados Unidos ha impedido el uso de drones para más allá de la observación aérea, por el papel extraordinariamente restrictivo jugado por la Administración Federal de Aviación. De esas normas, entre ellas el requisito de que los drones deben permanecer siempre dentro de la línea de visión de los operadores, y el de que cada dron tenga su propio operador, deben cambiarse para permitir su uso con fines comerciales. Sin embargo, para que eso suceda, los drones deben poder operar de una manera que asegure a los reguladores que pueden relajar las reglas y permitir que vuelen, incluso en ciudades.
La visión que Amazon, Walmart y muchas otras compañías tienen de los drones que pueden entregar paquetes en entornos urbanos, requerirá aeronaves que puedan navegar en espacios aéreos urbanos abarrotados de forma segura, y una vez que esos drones estén ampliamente disponibles, los reguladores se sentirán cómodos aliviando las reglas que limitar su uso. Solo entonces, veremos un verdadero «florecimiento» del potencial de los drones: entregas de paquetes, inspecciones aéreas y seguridad, agricultura y otros mil usos para los que las compañías ya están planeando usar drones.
La regla visual de la línea de vista es quizás la limitación más importante, pero para que la FAA la levante, los drones deben poder navegar de una manera que les permita evitar riesgos como antenas en las azoteas, pájaros y otras aeronaves. La otra regla, del operador único, que requiere que cada dron sea operado por un solo individuo, también, necesita ser ajustada, para permitir a las compañías como Amazon desplegar las flotas de drones que prevén dejar paquetes en las casas de los clientes.
Para que esas reglas se modifiquen, los drones deben ser capaces de navegar autónomamente, y la forma de hacerlo es integrales tecnologías como visión artificial, sensores, cámaras y tecnología de comunicación que les permita mantenerse en contacto con la sede.
Con la tecnología de visión artificial, que usa cámaras para permitir a los drones electrónicamente «ver» lo que los rodea, podrán navegar en cielos atestados, evitando los impactos directos e incluso casi accidentes. Los sensores también contribuirán, asegurando que los drones puedan detectar obstáculos. Y con la tecnología de comunicación a bordo, los operadores podrán diseñarles rutas, asegurando que, al igual que los aviones, cada uno vuele en la suya propia, en una cuadrícula que permita cada paso seguro a través de los cielos. Tras eso, los drones tendrán su propio uso comercial para una gran variedad de propósitos para los que las compañías ya se están preparando, pero que no han podido hacer realidad debido a las reglas de la FAA.
La bueno es que estas tecnologías ya existen ya: la visión artificial se utiliza en aviones militares, misiles y otras naves aéreas; mientras que los sensores se utilizan hoy en día para todo, desde aspiradoras automáticas hasta helicópteros; la tecnología Grid para permitir que los drones vuelen en su propio espacio aéreo ha recibido un gran impulso en los últimos años gracias a la tecnología desarrollada para vehículos autónomos.
Sin embargo, a diferencia de los vehículos automatizados, que afectarán profundamente a la sociedad, no será necesario «vender» a la sociedad las ventajas de los drones, porque estos ingenios no requerirán ningún cambio de comportamiento por parte de las personas que los utilizan o que se benefician de ellos. Es solo cuestión de tiempo antes de que estén listos para el prime time comercial, y hasta que los reguladores se den cuenta de que es hora de dejar que los drones florezcan.
Fte.: Nextgov