Puede que haya pasado algún tiempo desde que muchos de nosotros tomamos un vuelo comercial, pero no olvidamos esa sensación de ser empujados hacia atrás en nuestro asiento cuando el piloto pone el avión a toda velocidad mientras la aeronave comienza a acelerar a lo largo de la pista. Cuando el avión empieza a elevarse podemos creer que los motores están trabajando al máximo y quemando la mayor parte del combustible. Si bien el despegue puede ser el punto más intenso de un vuelo en términos de consumo de combustible, ¿es cierto, como nos han hecho creer a algunos, que se consume más combustible que en cualquier otra parte del vuelo? Becca Rowland escribe para OAG.
El laboratorio OAG usó los datos de 10 vuelos que partieron del aeropuerto londinense de Heathrow hacia diversos destinos, incluido un corto salto a París en un Airbus A319 y un largo recorrido a Hong Kong en un A350. Los demás vuelos tenían como destino Atenas (ATH), Dubai (DXB), Edimburgo (EDI), Ginebra (GVA), Helsinki (HEL), Lisboa (LIS), Madrid (MAD) y Nueva York (JFK).
«El combustible total quemado es una métrica importante, pero también lo son las relativas a la eficiencia», escribe Rowland. «La capacidad del avión, la edad y el tipo de motor contribuyen significativamente al consumo relativo de combustible. En nuestro ejemplo, el A380 del vuelo a Dubai consumió casi 14 litros de combustible por kilómetro volado, mientras que el más reciente A350 a Hong Kong sólo 6,0, menos que el A319 a París. Por su parte, el A321neo, uno de los aviones más nuevos, utiliza una media de 2,7 litros de combustible por kilómetro».
El experimento de OAG utilizó nueve aviones de Airbus y un 777 de Boeing y midió el consumo de combustible en seis segmentos: rodaje de salida, despegue, ascenso, crucero, aproximación y rodaje de aterrizaje.
Fte. Military and Aerospace Electronics