Cada año, futurólogos y astrólogos tratan de predecir el futuro de los acontecimientos económicos y políticos en todo el mundo. Sus profecías o las de los geopolíticos se basan principalmente en analogías históricas, que resultan atractivas para los lectores, oyentes y espectadores. Muchos grupos de reflexión emiten tales pronósticos que son adoptados por sus gobiernos para los años siguientes, advirtiendo del renacimiento de Al Qaeda y del Daesh, y de que China es el principal rival de la civilización occidental porque la economía china ha acelerado las tasas de crecimiento en la última década.
Hay que hacer una distinción en el marco de las transformaciones fundamentales de la estructura de las relaciones internacionales entre dos niveles básicos. El primero se denomina transformaciones importantes que presentan una serie de nuevos conceptos o teorías a niveles analíticos, basados en la aparición de una serie de factores. Esas transformaciones no afectan a la estructura del ámbito político internacional.
El segundo nivel se conoce como transformaciones drásticas, es decir, cambios estructurales en el sistema político internacional, que conducen a fórmulas bipolares, unipolares y multipolares. Esto se ha asociado con tres grandes guerras: La Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Así pues, se puede decir que las transformaciones políticas que la región árabe ha presenciado en los últimos 10 años, o la llamada «Primavera Árabe», se inscriben en el marco del primer nivel, ya que esos incidentes no han dado lugar a ningún cambio fundamental en la estructura internacional o en el sistema mundial de distribución del poder, que ha pasado de la unipolaridad a la bipolaridad o la multipolaridad. Si tales revoluciones afectan a toda la región y al factor de las alianzas, en ese caso se trata del segundo nivel de transformaciones fundamentales.
Dicho esto, no significa que otros temas no sean importantes. Desde el punto de vista americano, Washington tiene cuatro adversarios principales: China, Rusia, Corea del Norte e Irán. La seguridad es una necesidad para que todas las naciones se defiendan de cualquier amenaza. No todos los estados serán capaces de gestionar su propia seguridad, lo que provocará un caos y una anarquía que llevarán a estas naciones a ser anexionadas por otros vecinos poderosos o estados con influencia ideológica. Esto forma parte del segundo nivel de transformaciones fundamentales que afectan a las coaliciones y al sistema político internacional.
Lo que preocupará a los países en los próximos tiempos es la preservación de la identidad nacional, la garantía de la seguridad, las fronteras, el acceso a los productos básicos y las alianzas para protegerse a sí mismos y a sus intereses, ya que todos los países se encuentran en un punto de inflexión en la historia, temiendo a los estados nacionales, los conflictos políticos, las dificultades económicas, el desempleo, la pobreza, el extremismo y la influencia de Internet y los medios de comunicación social.
Después de las dos guerras mundiales, ha habido un cambio del viejo al nuevo mundo: de Europa a América durante muchos años hasta ahora. Los americanos entienden que en la historia de la humanidad se aplica el ciclo de la civilización y una vez que una civilización alcanza el pico, comienza a desaparecer como había sido el caso de la antigua Unión Soviética. Los europeos están tratando de dirigir la civilización de vuelta a Europa, los chinos están haciendo lo mismo para hacer girar la rueda de la civilización en dirección a su capital, lo mismo se aplica a Rusia y otras naciones poderosas.
Cuando en 1945 se produjo el paso de una situación centrada en Europa a otra centrada en Estados Unidos, muchos países se apresuraron a poseer armas nucleares para protegerse y disuadir a las naciones rivales. Hoy en día, estamos siendo testigos de la misma carrera hacia la posesión de armas no para disuadir, sino para liderar el mundo militarmente para asegurar los intereses políticos y económicos.
Se espera que los ataques cibernéticos aumenten en los próximos cinco años, con el fin de adquirir información y datos confidenciales, ya que, esta forma de agresión es, en la actualidad, mucho más eficaz que las armas de destrucción masiva y el armamento sofisticado. Esto explica por qué las naciones desarrolladas buscan controlar el espacio para emplear tecnologías punta para espiar a otros países y abortar cualquier ciberataque a través de tecnologías especiales, basadas en las nuevas generaciones de comunicaciones inalámbricas 6G que no pueden ser rastreadas ni localizadas.
EE.UU. entrará en guerra fría con Rusia, siguiendo de cerca los acontecimientos políticos en China, creyendo que la mejor manera de controlar ambos países será a través del lanzamiento de alianzas con algunos países euroasiáticos y el Lejano Oriente.
Algunos investigadores pronostican y recomiendan a sus cuerpos diplomáticos en el extranjero, que sean cautelosos en 2021 por muchas razones, entre ellas por la dialéctica entre seguridad y libertad en algunos países, porque algunas de las revoluciones serán impulsadas por las super naciones para desestabilizar los regímenes políticos y hacer una transición pacífica del poder, convencidos de que algunos países tienen que experimentar revoluciones para lograr la democracia y la libertad, que no pueden lograr sin sacrificios del pueblo.
En algunos de esos informes se subraya que los países árabes se enfrentarán en los próximos años a muchos desafíos, en lo que respecta a la creciente ola de terrorismo, desempleo y menor participación pública en la vida política. Según algunos de esos informes, a pesar de los intentos de contener esas amenazas, Oriente Medio quedará atrapado en un conflicto prolongado, lo que postergará todo proceso de reforma interna basado en razones de seguridad. Esos conflictos y la violencia prolongada no sólo impedirán la integración regional, sino que también obstaculizarán el desarrollo económico en gran escala en esos países.
Por eso, el desempleo, que fue uno de los principales impulsores de las revoluciones en el mundo árabe, se exacerbará, ya que las tasas de desempleo han alcanzado el 30-40 por ciento en algunos países y el mercado laboral no puede absorber la fuerza de trabajo joven, especialmente la que tiene una educación superior. Desde 2011, algunas de las reformas adoptadas por muchos estados de Oriente Medio fueron insuficientes y poco prometedoras.
En resumen, aunque el mundo será testigo del final de una era de segunda Guerra Fría y del comienzo del desmembramiento de las supernaciones, algunos países de Oriente Medio experimentarán una especie de primeros años de la Guerra de los Treinta Años, en los que las lealtades políticas y religiosas desencadenarán conflictos prolongados y despiadados, marcados por la intolerancia y la falta masiva de consenso entre los gobiernos y el público.
Fte: Geostrategic Media
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