Simplemente, la Armada rusa no puede competir con la U.S. Navy, cuando se trata de destructores, portaaviones u otros tipos de buques de guerra fuertemente armados en aguas abiertas.
Ambas Armadas se reunieron para establecer y perfeccionar los protocolos de seguridad y especificar los parámetros relativos a las zonas internacionales de navegación y las interacciones marítimas, según un informe de la Navy.
Las consultas anuales, conocidas como Prevention of Incidents On and Over the Waters Outside the Limits of the Territorial Sea, tuvieron lugar en Moscú el 25 de mayo. Establecido en 1972, el acuerdo bilateral «codifica» el interés mutuo de ambas partes en promover la seguridad de la navegación y el vuelo en aguas internacionales. ¿Significan realmente algo estas reuniones? ¿Podrían reducir las tensiones? Quizás, pero quizás no.
Las interceptaciones aire-aire fueron una parte específica de las discusiones, que son más bien procedimientos estándar. Aun así, plantean una cuestión interesante sobre si son sólo una formalidad con poco o ningún impacto o un gesto real o una demostración de cooperación sincera.
La verdad puede implicar matices de cada color. Dicho esto, es probable que cualquier tipo de diálogo en materia de seguridad no sea del todo inútil, dado el número de interceptaciones, acercamientos y puntos de tensión de los últimos años. De hecho, en las últimas semanas y meses, las operaciones en el Mar Negro de las Armadas rusa y estadounidense parecen estar en alza, quizá como respuesta a la acumulación rusa en la frontera ucraniana.
La Armada estadounidense despliega regularmente destructores, buques de la Coast Guard y otros barcos de superficie en el Mar Negro para demostrar la libertad de navegación, garantizar la estabilidad y, por supuesto, conectar estrechamente con los aliados de la OTAN que bordean el océano, como Bulgaria y Rumanía. Podría decirse que algunos de estos países de Europa del Este son potencialmente muy vulnerables dada su proximidad a Ucrania, Crimea y el Mar Negro.
Además, aunque la Armada rusa no represente necesariamente una amenaza en aguas profundas o «azules» para la Armada estadounidense en términos de potencia de fuego de superficie, las zonas costeras podrían ser más vulnerables dado que la rusa opera un gran número de patrulleras y corbetas más pequeñas similares a los buques de combate litoral de Estados Unidos. Este tipo de buques puede amenazar los puertos, lanzar ataques con pequeñas embarcaciones y disparar armas a distancias más cercanas. También pueden interrumpir o amenazar el tráfico marítimo comercial con mucha más facilidad.
La armada rusa simplemente no puede competir con la de Estados Unidos cuando se trata de destructores, portaaviones u otros tipos de buques de guerra fuertemente armados en aguas abiertas, ya que opera sólo un portaaviones y una fracción de los destructores operados por la Armada estadounidense.
Según las evaluaciones de 2021 disponibles en Globalfirepower.com, Estados Unidos opera hasta noventa y dos destructores, en comparación con los quince de Rusia. En cambio, Rusia opera ochenta y cinco corbetas, y Estados Unidos sólo tiene veintiuna. Se trata de una enorme diferencia que, cabe suponer, podría haber formado parte de la justificación de la U.U. Navy para la construcción de una gran flota de buques de combate litoral.
Tampoco parece que Rusia esté ahora inmersa en ningún tipo de adquisición o modernización a gran escala de su flota de buques de guerra pesados. Por ejemplo, a diferencia del nuevo destructor furtivo de China, Rusia no parece tener un Zumwalt, ni siquiera el equivalente al Flight III DDG 51, ya que es posible que el país simplemente no posea o desee perseguir la ambición de operar una fuerza naval masiva suficiente para proyectar un gran poder internacional en el océano.
Sin embargo, eso no significa que Rusia no desee competir y plantear serias amenazas a sus rivales en el mar, ya que posee algunos buques de guerra fuertemente armados, y la gama de sensores y armas modernas puede, al menos en algunos casos, compensar hasta cierto punto el mayor número de buques de guerra reales. Además, el poder ofensivo naval de Rusia, aunque parece tener un alcance principalmente regional, podría contar con buques de guerra ligeros, más pequeños y ágiles, pero todavía armados, capaces de amenazar las zonas costeras o de ejercer el control sobre los países de Europa del Este de la zona.
Sin embargo, los submarinos rusos presentan un panorama totalmente diferente, ya que se consideran extremadamente peligrosos y numerosos. Según Globalfirepower, Rusia cuenta con sesenta y cuatro submarinos, aproximadamente comparables a los sesenta y ocho submarinos de Estados Unidos.
A diferencia de su flota de superficie, es probable que la Fuerza Submarina rusa tenga un alcance global, quizás en gran medida debido a la importancia de los submarinos con armamento nuclear. Además, una flota de submarinos bien armada y capaz representa una amenaza en aguas profundas para Estados Unidos, a diferencia de la fuerza de superficie de aguas profundas, más pequeña y menos amenazante, algo que puede contribuir al actual esfuerzo de la Armada estadounidense por aumentar masivamente y acelerar la producción de submarinos.
Fte. The National Interest