Cabo Juby. En la orden telegráfica del Ministerio de Estado que el almirante Pidal llevó al comandante Bens a Cabo Juby (16 de noviembre de 1914) para que regresara a Río de Oro, se le decía que la época avanzada de la estación y consideraciones del Gobierno aconsejaban aplazar hasta la primavera la salida de la expedición, pero que podía dar seguridades a los jefes indígenas de que en esa época se instalaría allí el destacamento y continuaría la obra de expansión española.
Los Gobiernos, acuciados por Bens, no dejaron nunca de pensar en la ocupación de Ifni y de Cabo Juby, siquiera otras preocupaciones, agudizadas por la guerra europea, fueran aplazando su ejecución.
Para tratar de esta ocupación fue a Madrid en el mes de marzo de 1916 el Gobernador de Río de Oro. Allí conferenció con el Gobierno (era Ministro de Estado el conde de Romanones) y con el Alto Comisario (Gómez Jordana), que se encontraba accidentalmente en Madrid. Acordada por el Gobierno la ocupación, salió el teniente coronel Bens para Río de Oro, a donde llegó el 13 de junio, luego de conferenciar en Tenerife y Las Palmas con indígenas de la zona que iba a ser ocupada y que le reiteraron todas las seguridades del buen éxito de la empresa y los deseos de que se realizara en breve. La expedición quedó decidida para la fecha del viaje del próximo correillo.
El 26 de junio, a bordo del Fuerteventura, salieron de Canarias para Río de Oro parte de los elementos militares de la expedición, y aunque faltaban algunos importantes (ametralladoras, un cañón y la estación de radio), el teniente coronel Bens no quiso aplazarla nuevamente. El 27, a las cinco de la tarde, salieron para Cabo Juby, adonde llegaron el 29, a las diez de la mañana. Bajó primero a tierra el teniente coronel Bens, que fue muy bien recibido por los indígenas; seguidamente desembarcó el destacamento, que ocupó primero la Casa del Mar, izándose en las edificaciones del mar y del continente el pabellón nacional con los honores reglamentarios.
El 16 de julio llegó el crucero Princesa de Asturias con la estación de radio; pocos días después, el cañonero Laya, con el resto del material. El personal que ocupó Cabo Juby fue, además del teniente coronel Bens, el comandante de Ingenieros José Galván Balaguer, primer teniente de Infantería Eduardo Martínez Nieto, médico segundo de Sanidad Militar Benjamín Bonet Jordán, y segundo teniente de Infantería Aurelio Matos Calderón. El destacamento de Infantería pertenecía al regimiento n.º 65 y se componía de 34 clases y soldados, tres soldados de la Comandancia de Artillería de Tenerife y uno de Sanidad Militar. Más tarde se afectó a la Delegación un capitán de Infantería y el personal de Radio.
Como los territorios ocupados lo eran de protectorado y constituían la zona meridional de Marruecos, fue preciso investir al Gobernador de Río de Oro de la Delegación del Alto Comisario, cosa que se llevó a cabo por Real Orden de 1 de julio de 1916.
De momento se aplazó el nombramiento del Delegado del Jalifa de la zona española, haciéndose por Dahir de 22 de diciembre de 1917, a favor de Salek Abdullah ben Abullah.
No quisieron apreciar y hacer la debida justicia a la política española en Cabo Juby que si, forzosamente, tenía que basarse en las buenas relaciones con El Heiba, se basaba también en obligar a éste a respetar en nuestro territorio nuestra amistad con Francia, sin que por ningún concepto se le permitiera acto alguno que implicase hostilidad para la nación amiga, respondiendo también a nuestra política de neutralidad, tan poco estimada por todos durante la conflagración de 1914-18.
Ocupado Cabo Juby, vino a saludar al teniente coronel Bens Mohamed Lagdaf, hermano y Jalifa de El Heiba. Los primeros momentos de la ocupación fueron políticamente difíciles, tanto por lograr que los indígenas retirasen sus viviendas del interior de la factoría, como por atraer a su justo término las ambiciones de los que habiéndonos ayudado al feliz éxito de la ocupación creían merecer recompensas exorbitantes.
La ocupación de Cabo Juby constituyó un positivo éxito de preparación política, y realizada en circunstancias internacionales extremadamente difíciles y sin apoyo militar práctico, puso de relieve en el teniente coronel Bens condiciones relevantes que no merecieron entonces, tal vez por las preocupaciones de carácter internacional, la debida atención por parte del Gobierno y de la opinión pública.
La Agüera. En mayo de 1920, Bens es ascendido a coronel por antigüedad y es llamado a Madrid para recibir instrucciones sobre la ocupación que se pensaba llevar a cabo; en noviembre regresa dirigiéndose a Tenerife donde se entrevista con el Capitán General para recibir órdenes y detalles sobre el destacamento que llevaría a La Güera. Previamente había visitado Port Etienne, manteniendo contactos con las autoridades francesas y con los nativos.
Por Real Orden del Ministerio de Estado, se establecían dos factorías pesqueras en La Güera y se asignaba a Bens, como secretario civil, al conde de Torellano, para que se hiciera cargo de los trámites diplomáticos necesarios.
El 27 de noviembre de 1920, salió del puerto de Las Palmas el cañonero Infanta Isabel, al mando del capitán de fragata José María de Pazos y Gómez Colón, llevando a bordo al coronel Bens, como Inspector de los Destacamentos del Sahara, al conde de Torellano, su Secretario Civil, al capitán Carmelo Guzmán y González, como Gobernador Político-Militar de La Güera, el teniente médico Federico Arteaga Portón, un intérprete indígena, un alférez, un sargento, dos cabos, un corneta y treinta soldados del regimiento de Infantería nº 66, un cabo y cuatro soldados de Artillería, un soldado de Sanidad Militar y otro de Intendencia. En la expedición también iban representantes de las empresas Marcotegui, Orive y Sarmiento y operarios para iniciar las obras de la factoría.
El 28 de noviembre atracan en Río de Oro para recoger una ametralladora, saliendo el 29 para La Güera. Frente a su promontorio, fondeó el día 30, a las seis de la mañana, desembarcando el coronel con el Secretario Civil y el intérprete, tomando contacto con los indígenas prestigiosos, y a las ocho, previas señales convenidas con el cañonero, desembarcó el personal que componía el destacamento, el que una hora más tarde presentaba armas a nuestro pabellón nacional, mientras el cañonero disparaba salvas de honor; los pescadores canarios se destacaban, mostrando la maraña de sus descuidados cabellos, y los saharauis, atónitos, e imitando al coronel, se llevaban la mano a la frente, en ademán de saludo, como prueba de respeto y acatamiento, y simbolizando la colaboración y amor, y la radio comunicó a España, por conducto del Ministerio de Estado, la nueva paz para los saharauis de buena voluntad, comunicándose igualmente a las autoridades francesas de Mauritania y Marruecos.
Por Decreto de 22 de marzo de 1946, es clasificado este lugar como “Distrito Marítimo de segunda clase, de la Provincia Marítima de Ifni-Sahara”, limitado desde el paralelo 22º 48’ Norte hasta el límite con el de Mauritania.
Dista, en línea recta, de Cabo Juby, 900 kilómetros; de Villa Cisneros, 332 kilómetros. Por mar, dista de Las Palmas 450 millas, y de Villa Cisneros, 194 millas.
Jesús Valencia Ces
General de División (R)
Hermandad de la Agrupación de Tropas Nómadas del Sahara