El Grupo Kaláshnikov fabrica el 95 por ciento de los fusiles en Rusia y está aprovechando la guerra en Ucrania para evaluar su nuevo fusil de francotirador Chukavin. Desde agosto, pequeñas cantidades de este fusil las emplean en Ucrania tropas de operaciones especiales (Spetsnaz) para conocer su rendimiento en combate y detectar problemas y oportunidades de mejora. El nuevo fusil está destinado los tiradores selectos de pelotón.
El nuevo fusil puede equiparse con cámaras y cañones que empleen la bala de francotirador estándar rusa de 7,62×54 mm. El «7,62 mm» es el calibre (diámetro) de la bala, mientras que el «54 mm» es la longitud del proyectil. Se trata del mismo proyectil empleado en el actual fusil de francotirador SVD de los tiradores rusos. El Chukavin fue diseñado para proporcionar a los tiradores rusos un fusil que les permitiera acertar casi siempre a la primera.
Para los mercados de exportación, puede estar disponible en modelos que disparen los proyectiles occidentales 7,62x51mm (.308 Winchester) o el más potente y popular .338 Lapua Magnum (7,62x69mm). La versión de 7,62x54mm es compatible con los cargadores del fusil de Dragunov (SVD) al que sustituirá el Chukavin.
Mientras que la mayoría de los rusos obtuvieron malos resultados en Ucrania, los Chukavin son la excepción y podrían llegar a estar disponibles para exportación. Antes de la guerra de Ucrania, los fusiles rusos eran artículos de exportación populares. Una vez que Rusia esté libre (de sanciones) para exportarlos de nuevo, se espera que el Chukavin se venda bien.
El Chukavin pesa 4,3 kg y dispone de cargadores de diez o veinte cartuchos. Los que cargan el cartucho Lapua Magnum, más grande y potente, pesan 6,3 kg y son más largos (1140 mm). Los otros modelos miden 940 mm (37 pulgadas) o 1.000 mm (39,4 pulgadas) y sólo llevan un cargador de diez cartuchos.
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