El presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez, ha tomado recientemente una de sus primeras decisiones de alcance: renunciar a participar en la primera fase de la competición abierta en verano por la Armada India para desarrollar y construir 6 nuevos submarinos furtivos dotados con propulsión AIP y misiles de ataque a tierra.
Asesorado por su equipo directivo y tras estudiar ventajas e inconvenientes, García Vilasánchez se ha inclinado con acierto por descartar la entrada de la compañía española en el concurso y no ha respondido a la demanda de información (RFI) en el plazo fijado.
Concurso internacional bautizado Project-75 (I), la Armada India había remitido sendas RFI a 6 astilleros con desarrollos de submarinos semejantes a sus demandas, uno asiático y cinco europeos: al consorcio japonés formado Mitsubishi Heavy Industries y Kawasaki Shipbuilding Corporation (submarinos clase Soryu), al alemán ThyssenKrupp Marine Systems (clase 214), al francés Naval Group-DCNS (Scorphene), al ruso Rubin Design Bureau (clase Amur), al sueco Saab Kockums (clase A26) y al español Navantia (S-80).
La ausencia de respuesta de Navantia no es la única. Tampoco el consorcio japonés ha considerado oportuno presentarse a la llamada del gobierno de India con una versión de sus potentes submarinos clase Soryu, que ya fue descartado en 2016 por la Armada australiana frente a la clase Shortfin Barracuda propuesta por la DCNS francesa.
Si tenemos en cuenta que la Armada India dispone de submarinos de procedencia francesa y rusa, así como que las relaciones del gobierno de Nueva Delhi con los de París y Moscú en el ámbito de la defensa son muy estrechas, las posibilidades españolas eran muy limitadas.
Si a lo anterior se suma que la RFI solicitaba información sobre transferencias tecnológicas que cada compañía estaba dispuesta a conceder al astilleros hindú que, seleccionado por el gobierno de Nueva Delhi, necesariamente construiría 4 de los 6 seis submarinos, las perspectivas españolas de alzarse con el contrato eran prácticamente nulas y la presencia de Navantia se limitaba a ser testimonial.
Firmado: Juan Pons. Cor. (r). Analista de asuntos espaciales y de defensa