Las indecisiones de los gobiernos y la negación de la evidencia ante la realidad que China primero, e Italia después ponían sobre la mesa con una pandemia pone de rodillas la economía y la salud de Occidente.
La falta de liderazgo y la negación de la evidencia están costando a Occidente miles de vidas y la pérdida de cualquier atisbo de recuperación económica, sembrando de incertidumbre el futuro económico de Europa y EE.UU.< Frente a la negación y la falta de decisión de los gobiernos de España, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros, que han dejado desembarcar al SARS-CoV-2 y campar a sus anchas entre la población en los esenciales primeros días, otras naciones como Corea del Sur han mostrado coraje, premura y determinación a la hora de enfrentarse al mayor desafía del siglo XXI.
La principal diferencia entre Europa y Corea del Sur a la hora de enfrentarse al desafío del Covid-19 reside en la forma en la que han afrontado la amenaza.
Mientras que en Europa, países como España minimizaban la amenaza e invitaban a salir a la calle a la ciudadanía, a pesar de que la realidad de la vecina Italia hacía saltar las alarmas, al tiempo que Boris Johnson nadaba contracorriente, Corea del Norte se puso manos a la obra con determinación para parar desde el día uno la epidemia.
Con una amenaza como la del Coronavirus dejar las costas desprotegidas y permitir el desembarco de un enemigo invisible altamente contagioso es el mayor de los errores como demuestra la experiencia española.
Los coreanos por el contrario plantaron cara al invasor en primera línea de playa, logrando contener la amenaza sin tener que frenar la economía del país evitando, con una medida, frenar dos adversarios que pueden tumbar el futuro de toda una generación y dejar tras de si miles de hogares destrozados por la pérdida de seres queridos.
Corea del Sur apenas confirmó las primeras infecciones comenzó a dotarse de miles de pruebas de detección con las que sometió a cientos de miles de ciudadanos a pruebas rápidas, en puntos de control donde los ciudadanos eran sometidos a test sin bajarse de sus vehículos.
Pruebas, pruebas y más pruebas
El Covid-19 es tan contagioso y se extiende tan rápidamente que las medidas de contención tradicionales a veces se muestran poco efectivas, por lo que dotarse de equipos de pruebas individuales fue esencial y rápidamente esta iniciativa se mostró como la mejor arma para detener la pandemia. Corea produce en la actualidad 100 mil test al día convirtiéndose en un exportador clave para los países que sufren la expansión del virus.
La capacidad de establecer una red de pruebas desde el día uno y realizar pruebas a más de 400 mil personas dio sus frutos rápidamente puesto que se permitió aislar a las personas infectadas y aquellas más expuestas, permitiendo que el resto del país siguiera funcionando sin dañar la economía ni el empleo.
Rastreo y aislamiento de los enfermos e infectados
La detección precoz y la rápida reacción de las autoridades permitió aislar y poner en cuarentena a los afectados. Además, gracias a la tecnología y a una rápida recopilación de datos se pudo identificar a toda la red de personas con la que los infectados hubieran podido tener contacto.
Toda información era útil para conseguir identificar los potenciales contagiados y expuestos al Coronavirus. El rastro de las tarjetas de crédito, los datos de posicionamiento extraídos de los dispositivos móviles y hasta el uso de las grabaciones y rastreos de las cámaras de seguridad fueron utilizados, como en China, para localizar hasta el último contacto y asegurar la cadena de potenciales contagios.
Este Gran Hermano digital permitió crear un sistema de alertas donde los ciudadanos eran avisados a través de sus móviles de las áreas donde se habían descubierto nuevos casos, permitiendo evitar las zonas más contaminadas sin que ello afectara radicalmente al tejido industrial.
Para combatir con éxito una pandemia como la que sufre el planeta en la actualidad ni siquiera 100 mil kits de pruebas diarios son suficientes si falla la información ciudadana. La información clara y real a la población ha sido clave para garantizar que la ciudadanía adoptaba las medidas oportunas y cooperaba para evitar una crisis de salud pública sin control que llevara inexorablemente a una crisis económica sin precedentes.
La lecciones de Corea de Sur estaban al alcance de todos los países y organismos públicos antes incluso de que Italia batiera todos los récords de muertes y España comenzara a vivir una espiral sin control de propagación de la enfermedad. Los resultados a día de hoy son un SARS-CoV-2 en plena expansión en Europa, Reino Unido y Estados Unidos que llevará consigo una recesión que esta semana confirma incluso el FMI, mientras China y, especialmente, Corea del Sur salen del atolladero con una economía dañada pero no hundida mientras que Occidente comienza, tan sólo ahora, a tomar conciencia del daño económico y social que le espera.
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