La OTAN ha aprendido muchas lecciones valiosas al apoyar a las fuerzas ucranianas que combaten a los invasores rusos. La lección más importante es la comprobación de que los nuevos miembros de la OTAN en el este de Europa tenían razón sobre la posibilidad de una agresión rusa y de sus esfuerzos por reconstruir el imperio ruso disuelto en 1991. Ucrania no era miembro de la OTAN, pero quería serlo, y esa ha sido la principal razón por la que Rusia la ha invadido, para dejarla fuera de la OTAN, además de ser el primer antiguo componente de la Unión Soviética en ser reabsorbido por Rusia.
Otras lecciones de la OTAN han sido simplemente repeticiones de la sabiduría del pasado que se habían ignorado. Se trata sobre todo de haber subestimado la velocidad a la que es necesario producir las armas y municiones clave. Esto ya se demostró durante la guerra árabe-israelí de 1973, cuando todo el mundo infravaloró la velocidad a la que se consumirían o perderían las armas y municiones modernas en una guerra moderna. Israel señaló que a menudo se ignoraba o se restaba importancia a este problema porque la solución era políticamente difícil y costosa. Este problema es ahora más difícil de ignorar.
La guerra de Ucrania también es diferente porque la OTAN no puede poner tropas en Ucrania, ya que eso daría a Rusia la excusa para movilizarse y declarar a la OTAN como invasora. Esto ha supuesto que los recursos humanos de la OTAN más directamente involucrados son los especialistas en inteligencia y logística. La OTAN ha aprendido algunas lecciones valiosas sobre la necesidad de estos especialistas en las primeras etapas de una guerra.
Otra lección reaprendida ha sido que, a pesar de la propaganda en tiempos de paz, si estalla una guerra real se revelará qué país tiene las armas o municiones más eficaces. Este fue ciertamente el caso de Ucrania, donde muchas armas no estadounidenses, poco publicitadas, fueron las más demandadas en el frente. Estados Unidos se ha mostrado reacio a ello, pero poco a poco ha ido aceptando y adoptando sistemas de armas extranjeros.
Por último, la necesidad de una fuerza mayor de «reacción rápida» de tropas listas para el combate representa definitivamente una prioridad. Actualmente la OTAN sólo dispone de 40.000 efectivos para ello, pero debería disponer de un contingente entre cinco y diez veces mayor. Los nuevos candidatos a la adhesión a la OTAN, Suecia y Finlandia, se dieron cuenta de esto antes de que comenzara la guerra de Ucrania y estaban tratando de formar sus propias fuerzas de reacción rápida. Después de que Rusia atacara a Ucrania, comprendieron que la seguridad está en los números, y de que la nueva Rusia hacía muy difícil ser neutral.
Estas han sido lecciones valiosas para todos los miembros de la OTAN, pero todavía se requerirá cierto esfuerzo para poner en vigor soluciones después de que la Guerra de Ucrania haya terminado. Después de todo, aún queda China. Aunque no tenga fronteras con los países de la OTAN, la posibilidad de la agresión china en el Pacífico es una amenaza para todos sus miembros.
Fte. Strategic Page