Más allá del temor a ver pronto en el campo de batalla «robots asesinos autónomos», la inteligencia artificial [IA] ofrece otras potencialidades que están fuera de su alcance para que escapen de las fuerzas francesas.
Así, tras anunciar el establecimiento de un marco ético para el uso militar de esta tecnología, la Ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly, en un discurso pronunciado el 5 de abril en el campus de Saclay, afirmó que los «beneficios potenciales de la IA» para las Fuerzas Armadas son «fuertes y numerosos».
Los ejércitos de las principales potencias ya están perfeccionando sus algoritmos, por lo que no podemos correr el riesgo de perdernos este cambio tecnológico», dijo la Sra. Parly, para quien la inteligencia artificial es una «tecnología estratégica, esencial para garantizar nuestra superioridad operativa».
La Sra. Parly también describió las seis áreas de inversión prioritarias para el ejército. La primera se refiere al apoyo a la toma de decisiones y a la planificación, porque, dijo, «debemos ser capaces de disponer de las mejores propuestas en tiempos cada vez más limitados para poder decidir rápidamente, con la mayor precisión posible».
Esto mejorará la comprensión y la predicción de las amenazas, al tiempo que se eliminarán las incertidumbres en la medida de lo posible. «Evitar sorpresas, evitar malentendidos, dar sentido al torrente de datos que a veces nos abruma», dijo la Ministra. En otras palabras, debería permitir decidir más rápidamente, tanto a nivel estratégico como táctico. La Armada francesa ya está llevando a cabo un proyecto en este sentido, el desarrollo de una plataforma para el análisis en tiempo real del tráfico marítimo mundial.
El segundo ámbito prioritario es, como es lógico, la inteligencia. «La superioridad de la información es una garantía importante de la autonomía estratégica. La IA aumentará nuestras capacidades de minería de datos hasta un grado inconmensurable», dijo Parly. Y también se aplicará a la ciberdefensa, una tecnología que debería permitir a los «cibercombatientes» contrarrestar con mayor rapidez el número cada vez mayor de ataques a sistemas informáticos críticos.
Habrá inteligencia artificial en el combate colaborativo porque, explicó la Ministra, «integrar muchos sistemas en la misma burbuja táctica fortalecerá nuestras capacidades operativas». Y, continuó diciendo, «mañana serán los aviones, tanques, edificios y aviones teledirigidos los que podrán comunicarse y actuar juntos».
La robotización y la inteligencia artificial también serán esenciales para realizar ciertas tareas repetitivas o peligrosas. De ahí los estudios sobre «mulas» robotizadas, como el que presentó la empresa francesa Sharks Robotics en la última Exposición de Fuerzas Especiales [SOFINS]. De este modo, estos sistemas permitirán transportar cargas pesadas e incluso, si es necesario, evacuar a las personas heridas. Y ese es también el objetivo del programa SLAMF, dedicado a la guerra contra las minas. Como parte de este último, Parlu anunció que «se desarrollarán enjambres de robots submarinos para limpiar minas, que permitirán a los marineros mantenerse alejados de la mina».
Finalmente, la última área mencionada por la Sra. Parly es la de Mantenimiento Operacional [OCM], en el que la AI puede tener aplicaciones en mantenimiento predictivo y gestión de inventarios de repuestos.
«La Fuerza Aérea de Estados Unidos, ya ha adoptado la AI en su proceso de preparación operativa, consiguiendo un aumento del 25% en la disponibilidad de aviones, lo cual es significativo y permítanme decirles que nos hace soñar», dijo la Ministra.
Sin embargo, esta lista no es exhaustiva, ya que la IA puede tener aplicaciones en salud, recursos humanos y administración general. Se trata de «sectores en los que todos sabemos lo importantes que son para los desarrollos y aplicaciones actuales», dijo Parly.
Pero antes de embarcarse en este camino, todavía es necesario dominar los requisitos previos. En primer lugar, es necesario garantizar la fiabilidad de esta tecnología. «… cuando se trata de detectar una mina submarina o de contrarrestar un ataque cibernético, está claro que la fiabilidad y la robustez se están convirtiendo en problemas importantes», dijo la Ministra. De ahí el reto de la certificación de la IA y el desarrollo, por parte de la Dirección General de Armamento [DGA], proporcione una guía para el desarrollo controlado de sistemas de IA.
En segundo lugar, es necesario poder recoger, almacenar y utilizar los datos, independientemente de su nivel de confidencialidad. Esto requiere una capacidad de cálculo significativa. Asimismo, anunció Parly, el Ministerio de las Fuerzas Armadas «se trasladará a la nube para disponer de las capacidades informáticas y de almacenamiento necesarias para el desarrollo de la inteligencia artificial, sin comprometer la seguridad y soberanía de nuestros datos».
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