EE.UU. gasta miles de millones en piezas de repuesto para aviones cada año y, sólo para el próximo ejercicio fiscal, las Fuerzas Aéreas solicitarán 1.500 millones de dólares. Ahora, la base aérea de Robins (Georgia), en colaboración con la empresa Machina Labs, afirma haber encontrado una solución robótica basada en la inteligencia artificial para paliar estos elevados costes. La nueva técnica también podría acortar la cadena de suministro, permitiendo que la sustitución se produzca más cerca del frente.
La mayoría de las piezas metálicas se fabrican mediante fundición a presión, una técnica que existe desde 1849. Consiste en forzar el metal fundido en moldes a alta presión y requiere la intervención de un artesano. La fabricación aditiva, también conocida como impresión 3D, puede crear algunas piezas, pero generalmente a costa de precios más altos, calidad variable y limitaciones de tamaño.
La solución de Machina Labs, bautizada como Robotic Craftsman, aplica la inteligencia artificial a la tarea de crear formas en metal con precisión humana y, a continuación, usa brazos robóticos para plegar el metal en su sitio. «No es que estemos aplicando robots a una tecnología antigua. Es una tecnología completamente nueva desarrollada desde cero», afirma Edward Mehr, uno de los cofundadores de Machina Labs.
El Warner Robins Air Logistics Center tiene uno de los sistemas en su depósito desde noviembre. Shane Groves, experto en la materia, afirma que el sistema les ha ayudado a reducir en seis meses el tiempo necesario para obtener una pieza.
Y, según él, este sistema es mucho más fácil de mantener que el de fundición a presión, que tiene muchos componentes difíciles de sustituir. «No sólo envejecen, sino que las bombas, las válvulas y las cámaras que se usan requieren mucho mantenimiento. La infraestructura y el espacio necesarios para reproducir las mismas funciones [con el Robotic Craftsman] son mucho menores», explica. Las piezas en sí son «tres veces más asequibles».
Más allá de la reparación de piezas, Mehr espera que la fabricación rápida pueda desempeñar un papel importante en Replicator, el programa del Pentágono para la producción en masa de decenas de miles de drones de bajo coste. Dice que está hablando de ello tanto con integradores del Departamento de Defensa.
«Nuestro punto de vista gira en torno a la velocidad de entrega y fabricación», explicó. «Digamos que, si se fabrican 14 versiones diferentes de aviones no tripulados, habrá que crear 14 líneas de fabricación distintas. Y si se aplican técnicas de fabricación tradicionales, eso significa que hay que tener 15 o 16 versiones distintas de la línea de producción», frente a este nuevo sistema que únicamente precisa de una línea de producción que se adapta a las distintas necesidades.
En cuanto a las necesidades futuras, quizás su activo más importante sea su pequeño tamaño, ya que la versión actual cabe en la parte trasera de un camión. Una huella más pequeña no sólo reduciría costes, también permitiría a las tropas acercar mucho más al campo de batalla las tareas de reparación o la fabricación de drones. Es algo que los ucranianos han hecho con gran éxito y que permite operaciones mucho más ágiles, además de reducir la vulnerabilidad de las líneas de suministro. Podría ser especialmente útil en el Pacífico, donde el reabastecimiento de piezas está plagado de problemas logísticos y políticos.
«Para nosotros, la primera fase es el despliegue en los depósitos. Estamos trabajando en él en el campo de batalla. También trabajamos en la siguiente versión, un poco más reforzada», explicó Mehr, de la que esperamos disponer en algún momento de este año.
Fte. Defense One