- Representantes de 20 agencias gubernamentales y alianzas nacionales han llevado a cabo un ejercicio para evaluar la capacidad de la OTAN en la coordinación de respuestas ante actividades cibernéticas dañinas que afectan a infraestructuras críticas a nivel nacional.

Las amenazas cibernéticas a la seguridad de la Alianza son intrincadas, perjudiciales y coercitivas, y están en aumento constante. El ciberespacio se encuentra en continua confrontación, y los ataques maliciosos suceden a diario, abarcando desde incidencias de baja intensidad hasta ataques altamente avanzados. La OTAN y sus socios requieren de defensas cibernéticas robustas y resilientes para llevar a cabo las tres funciones fundamentales de la Alianza: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis, así como la seguridad cooperativa. La Alianza debe estar lista para proteger sus redes y operaciones ante la creciente complejidad de las amenazas cibernéticas. Por este motivo representantes de 20 agencias gubernamentales y alianzas nacionales llevan a cabo un ejercicio para evaluar la capacidad de la OTAN en la coordinación de respuestas ante actividades cibernéticas dañinas que afectan a infraestructuras críticas a nivel nacional.
El ejercicio está destinado a mitigar el impacto que pueden producir los ciberataques
La actividad, que se lleva a cabo por Chequia, tiene como finalidad asegurar que el mecanismo de la Capacidad Virtual de Apoyo a Incidentes Cibernéticos (VCISC) de la OTAN opere de manera eficiente y sin contratiempos. Esta capacidad integrada por primera vez en la cumbre de Vilna en 2023, actúa como un centro de coordinación para brindar asistencia entre aliados en caso de ciberataques. Mediante la VCISC, facilita el apoyo necesario, conectando a quienes la solicitan con sus homólogos designados en otros países aliados y contribuyendo a la coordinación de las ayudas ofrecidas, tales como análisis de malware, información sobre ciberamenazas e investigaciones forenses digitales. La meta es ayudar a los aliados a minimizar el impacto y recuperar su operatividad tras enfrentar actividades maliciosas de gran envergadura. Este proyecto cuenta con el liderazgo voluntario de los aliados, que utilizan sus propios recursos nacionales.
Este ejercicio refuerza la ciberseguridad en el ámbito tanto político como militar y técnico
Este ejercicio integra los tres niveles de ciberdefensa de la OTAN (político, militar y técnico), garantizando la cooperación cívico-militar en todo momento, en tiempos de paz, crisis y conflicto, así como la colaboración con el sector privado, según corresponda. De este modo, se mejora el conocimiento situacional compartido de la Alianza. Fortalecer la ciberresiliencia es clave para que la Alianza sea más segura y esté mejor preparada para mitigar el potencial de daños significativos derivados de las ciberamenazas. A su vez, en la Cumbre de la OTAN de 2024 en Washington, DC, los Aliados acordaron establecer el Centro Integrado de Defensa Cibernética de la OTAN para mejorar la protección de la red, el conocimiento de la situación y la implementación del ciberespacio como dominio operativo.
Las actividades cibernéticas maliciosas han aumentado con el tiempo, dirigidas, entre otros, a infraestructuras críticas, sistemas de control industrial y servicios gubernamentales, para perturbar sociedades, robar inteligencia o impedir actividades militares. La invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022 puso de manifiesto hasta qué punto el ciberespacio forma parte de los conflictos modernos, tanto antes como durante las hostilidades cinéticas.