La humilde libélula, que durante mucho tiempo fue un símbolo de los perezosos días de verano, tiene un secreto: es en realidad uno de los depredadores más hábiles del planeta. Inofensivas para los humanos, las libélulas son absolutamente letales para otros insectos, ya que sólo pierden una presa de cada veinte. Los científicos del Laboratorio Nacional Sandia quieren saber, qué hace que el insecto volador sea un asesino tan capacitado, con la esperanza de algún día mejorar los sistemas de guiado de misiles.
Las libélulas tienen más de 300 millones de años, y sus antepasados fueron algunos de los primeros insectos en desarrollar alas. Ha sido suficiente tiempo para perfeccionar sus habilidades de caza.
Ahora, escribe C4ISRNet, los investigadores del gobierno están tratando de desvelar los antiguos secretos del insecto. Los investigadores creen que la libélula, que tiene un tiempo de reacción de sólo 50 milisegundos, en realidad caza por intuición en lugar de «pensar» en cómo reaccionar ante la presa. Si la caza está realmente integrada al insecto, podría ser posible replicar cómo caza con electrónica y software, colocando todo esto en el cerebro de un misil.
Los científicos de Sandia están explorando el uso de una red neural artificial para averiguar cómo cazan las libélulas y luego aplicarlo a las capacidades de los misiles. Las libélulas no son animales inteligentes y no tienen un cerebro muy grande, por lo que lo que les confiere estas excelentes habilidades de caza podría ser sorprendentemente sencillo. Si los científicos pueden averiguar cómo copiar sus habilidades, el resultado serían misiles más baratos, ligeros y mortíferos.
El desafío de aprender de los cerebros de insectos es parte de un esfuerzo mayor por parte de los científicos de defensa, que buscan en el reino animal formas de hacer las cosas, como se han hecho a lo largo del tiempo, desde drones submarinos que nadan como tiburones, hasta los diminutos que vuelan como colibríes.
Fte. Popular Mechanics
