- El ejercicio Dragoon Fury reunió a más de 700 soldados de la Armada y del Ejército, cuyo objetivo era realizar un desembarco anfibio en un entorno disputado apoyándose en el empleo de diversos tipos de drones.
La semana del 14 de marzo se realizó el ejercicio Dragoon Fury 2025 cerca de la costa de Toulon. Organizado a bordo del helicóptero anfibio Tonnerre, reunió a más de 700 soldados de la Armada y del Ejército, cuyo objetivo era realizar un desembarco anfibio en un entorno disputado apoyándose en el empleo de diversos tipos de drones.
Los conflictos existentes en la actualidad han evidenciado que las acciones en los campos de guerra están evolucionando de forma muy rápida. Es por ello por lo que surge Dragoon Fury, que está diseñado como un laboratorio “a tamaño real” para mejorar el enfoque de innovación táctica y tecnológica de la armada, además del trabajo directo con los fabricantes de las aeronaves. En este ejercicio también se encontraban más de una docena de empresas de la Base Industrial y Tecnológica de Defensa (BITD).
El ejercicio permitió así experimentar de forma rápida y ágil nuevos equipos, en particular:
Drones USV (superficie), UAV (aire) y UUV (submarinos) utilizados para recopilar inteligencia y realizar reconocimiento en preparación para un asalto terrestre.
Municiones controladas a distancia utilizadas en defensa propia de PHA y para disparar a objetivos fijos.
Un globo cautivo que transporta varios sensores y sistemas optrónicos.
Un sistema para fusionar datos de diferentes sensores para proporcionar una situación táctica completa.
El experimento de la Armada pudo probar en la primera fase estás innovaciones de forma individual, pero también pudieron definir los posibles modos de interactuar entre las diversas tecnologías empleadas. Durante la segunda fase del ejercicio, estos experimentos se realizaron directamente en un entorno operativo, lo que dio como resultado un exitoso desembarco anfibio bajo situación de amenaza. Dragoon Fury ocupa un lugar relevante en el proceso de preparación operativa de alta intensidad de la Armada y sus socios.
El ejercicio permitió a la Armada dotar de información significativa a los fabricantes de las aeronaves empleadas, que estuvieron presentes durante la misión. Estos experimentos no solo sirvieron como retroalimentación para los fabricantes, que pudieron observar aquello en lo que necesitaban mejorar las aeronaves. También sirvió también para perfeccionar los planes que la Armada tiene sobre el uso futuro de drones.