La provincia siria de Idlib se ha convertido en las últimas semanas en uno de los mayores focos de tensión de alcance internacional, capaz de implicar a dos superpotencias y escalar la tensión a niveles de máxima alerta.
En el lugar donde se desencadenaron en 2011 las primeras protestas que en poco tiempo se convirtieron en un conflicto armado a lo largo y ancho de todo el territorio de la República Árabe Siria, dejando tras de si cientos de miles de muertos y millones de desplazados que ha desestabilizado ulteriormente Oriente Medio.
Tras años de guerras internas y la posterior ‘estabilización’ del conflicto, Idlib sigue siendo hoy en día un asunto no resuelto por las partes implicadas en la ‘pacificación’ del país, que continúa siendo una provincia-fortaleza clave tanto para la oposición armada, así como de diversas agrupaciones terroristas que operan en la región.
Durante las conversaciones de Astaná en 2017, en las que participaron Rusia, Turquía, Irán y representantes de la oposición armada siria, se decidió convertir Idlib y algunas de las áreas adyacentes en zona de distensión.
Las recientes ofensivas del ejercito de Bashar al-Assad para restablecer el control sobre la provincia rebelde han provocado una contundente respuesta por parte de Turquía. El 12 de febrero, Erdogan, declaró que su Ejército atacará a las fuerzas del Gobierno sirio «por aire o tierra» en cualquier lugar del país árabe si algún otro militar turco resultara herido tras culpar a las tropas sirias de matar a 14 de sus soldados en un ataque contra un puesto militar en el noroeste de Idlib.
Desde Ankara amenazan con expandir sus acciones en Siria a la provincia de Idlib. Las acciones turcas suponen un revés en las estrechas relaciones que Erdogan y Putin mantienen en los últimos años marcando la disidencia turca respecto a las lineas marcadas por Moscú, desafiando al Kremlin directamente al asegurar que «no dejará Idlib al régimen de Assad y sus patrocinadores», en clara referencia a Rusia e Irán.
Esta nueva fase de tensiones dejan en entredicho los acuerdos alcanzados han sido analizada por parte del Ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia: Serguéi Lavrov, quien en conferencia de prensa afirmó cómo las «acciones de las Fuerzas Armadas sirias son la respuesta a las graves violaciones de los acuerdos sobre Idlib”.
Alerta en la OTAN ante un “escenario de Tercera Guerra Mundial”
«La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) nunca ha visto combates de esta intensidad tan cerca de la frontera de un estado miembro», ha declarado el último embajador de los Estados Unidos en Siria Robert Ford durante una conferencia de prensa en el Capitolio.
Amb. Robert Ford @fordrs58: I think it is important that the U.S. Gov, Governments in the @NATO meet with Turkish officials to discuss how one could establish a #SafeZone for #Syria|n civilians on the Syrian side of the Syrian-Turkish border.#SpeakUpForIdlib#Idlib pic.twitter.com/JAlo1mkjpL
— Iran Arab Spring (@IranArabSpring) February 21, 2020
La política de EE.UU. toma posiciones ante la escalada manifestando un mayor apoyo a Turquía y los rebeldes respaldados por Turquía en Idlib por parte del Departamento de Estado desde que Assad comenzó su ofensiva a principios de febrero. Decisión que no aporta distensión a la zona y que puede elevar la apuesta en la región.
Ford declaró a la publicación The National Interest que no está pidiendo que las fuerzas estadounidenses se desplieguen en la propia Siria, agregando que una incursión estadounidense en Idlib con «patrullas aéreas de combate» podría significar un «escenario de la Tercera Guerra Mundial”.
La escalada de tensiones en la zona alza la apuesta de las partes en litigio tras la petición de Ankara a los EE.UU del despliegue de dos unidades de baterías Patriot en la frontera sur de Turquía, para poder contrarrestar las actividades de apoyo que la aviación rusa presta a las fuerzas del ejército sirio que trata de retomar el control de la región.
El conflicto sirio pone de manifiesto la falta total de planificación y estrategias alternativas de los Estados Unidos para la región que implica dos administraciones diferentes que se han demostrado incapaces, ambas, de poner fin a una campaña que ha tenido un impacto directo en Europa y que amenaza seriamente a la seguridad mundial.
El reciente aumento de las tensiones y escaramuzas militares directas por parte de Turquía sacan a la luz las diferencias de criterios existentes entre el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa respecto a la misión de Estados Unidos en Siria.
Esta falta de coordinación tienen consecuencias directas sobre la ya delicada situación en oriente medio que afecta directamente a Europa, que se ha convertido en primera línea de un frente que pasa factura al viejo continente, en forma de migraciones masivas que desestabilizando países y dividiendo a la sociedad y fomentando la aparición de partidos populistas.
El aliado más cercano que le queda a Turquía en Washington es el Departamento de Estado, especialmente tras la campaña contra los kurdos lanzada por Erdogan en 2019 en el noroeste de Siria.
Mientras, los EE.UU centran sus esfuerzos en Siria sobre la parte oriental asegurándose el control total de los pozos de petróleo tras la ocupación de zonas del país por parte de sus tropas, como indicaba a Sky News el Coronel Myles Caggins, portavoz de la Operación de la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada, confirmando que la «coalición militar liderada por Estados Unidos se enfoca en derrotar a ISIS en la parte oriental de Siria”. Para el Coronel Idlib es un «imán para los grupos terroristas» que son «una molestia, una amenaza y una amenaza para los civiles».
Desde el Departamento de Defensa norteamericano Jonathan Hoffman confirma que “Estamos viendo que los rusos y los turcos han estado muy cerca de tener un conflicto más extenso en el área. Esperamos que encuentren una solución para evitar eso”.
El Pentágono aún no ha dado una respuesta a su socio de la OTAN, pero la apuesta por un despliegue militar en una zona de conflicto directo con las fuerzas de la Federación Rusa en plena acción podrían dar como resultado unas situaciones de riesgo y confrontación de consecuencias inimaginables, en una semana en la que el Secretario de Defensa de los EE.UU. anunció su participación en un “mini ejercicio” donde los norteamericanos simularon un ataque nuclear contra Rusia.
Lejos de tratar de crear un clima de distensión, el Departamento de Estado americano ha manifestado un mayor apoyo a Turquía y los rebeldes respaldados por Turquía en Idlib desde que Assad comenzó su ofensiva a principios de febrero: “Apoyamos a nuestro Aliado de la OTAN Turquía”, añadiendo que “apoyamos plenamente las acciones de autodefensa justificadas de Turquía», según afirmó el propio Secretario de Estado Mike Pompeo el 2 de febrero.
It seems militants in Idlib recieved also 155mm M114 howitzers from Turkey pic.twitter.com/dVftr6D3ng
— Yuri Lyamin (@imp_navigator) February 20, 2020
HTS, la marca blanca de Al-Qaeda en Idlib
La historia de Siria reciente se repite de nuevo en Idlib, que vuelve a ocupar los titulares tras protagonizar un nuevo desastre humanitario como consecuencia de la nueva campaña militar siria y rusa para recuperar la provincia del dominio de los milicianos pertenecientes a Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una marca blanca de Al-Qaeda creada desde Turquía con el respaldo de Estados Unidos según Scott Ritter, ex-inspector de armas de la ONU y oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los EE.UU, con el fin de mantener el control sobre una provincia siria clave en las comunicaciones del país desde donde se presiona y atacar la base aérea rusa ubicada en el oeste del país que sufre repetidos ataques mediante enjambres de drones.
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