El Ejército de Estados Unidos está construyendo un “ecosistema” en red de armas tripuladas y no tripuladas, que se apoyan mutuamente, que constituirá una vanguardia capaz de abrir brecha en las defensas aéreas rusas y chinas, a la vez que sustituye los viejos helicópteros: la Future Vertical Lift force (FVL).
Soldados y operaciones especiales están probando una «red en el cielo», apoyada por Inteligencia Artificial (IA), que será la columna vertebral digital de la FVL, basada en desarrollos de las empresas, que compiten por la próxima generación de aviones tripulados y no tripulados del Ejército.
Esta red permitirá que, en lugar de que los pilotos y las tropas terrestres transmitan laboriosamente información por radio, los algoritmos ayuden a identificar las amenazas urgentes y a transmitir los datos de los objetivos desde los aviones no tripulados a los humanos y armas a velocidad de máquina, en toda la Future Verticall Lift.
Esa fuerza combina: una nueva familia de drones; aeronaves de alto rendimiento y altamente automatizadas y » tripulación mínima»; un explorador; y un transporte, que comparten la electrónica común Modular Open System Architecture (MOSA).
Vamos a ver cada uno de estos elementos, empezando por el tejido conectivo digital invisible que une la Ffuerza.
«Estamos trabajando muy duro para lograr la comunicación máquina a máquina», dijo el general de brigada Walter Rugen, «con casos de uso que abarcan desde la Posición, Navegación y Cronometraje Asegurados», es decir, saber con precisión dónde estás incluso cuando el GPS está bloqueado, «hasta la guerra electrónica», el arte de detectar e interrumpir el radar y las señales de radio del enemigo.
Rugen coordina este esfuerzo como director del Future Vertical Lift Cross-Functional Team, un grupo de veteranos de combate, científicos, ingenieros y expertos en adquisiciones de administraciones históricamente rivales en todo el Ejército, incluidas las Fuerzas de Operaciones Especiales SOF).
«Montamos una demostración… en septiembre del año pasado», añadió Geoff Downer, que dirige los programas de Operaciones Especiales del Army Aviation & Missile Command, «usando un Black Hawk [helicóptero], un Grey Eagle [avión teledirigido], y una Small Glide Munition [bomba planeadora guiada].
Los detalles de las pruebas de septiembre en China Lake, un campo de pruebas de la Marina en California, están clasificados. Pero el Ejército ha dicho que los algoritmos de IA, no sólo ayudaron a los comandantes humanos a detectar (simular) objetivos enemigos y atacarlos desde aviones no tripulados, también les permitieron redirigir la bomba inteligente en pleno vuelo, cuando un objetivo de mayor prioridad apareció inesperadamente. Ese es el tipo de adaptabilidad asistida por la IA, que el Ejército cree que será esencial para derrotar a las avanzadas defensas antiaéreas que están siendo desarrolladas por Rusia y China y exportadas a sus estados clientes de todo el mundo.
«Realmente es el ecosistema»
¿Qué quiere construir el Ejército? En este momento, está llevando a cabo tres pruebas a la vez:
- El Future Attack Reconnaissance Aircraft (FARA), que llenará el vacío dejado por el helicóptero explorador kiowa OH-58 de la época de Vietnam;
- El Future Long-Range Assault Aircraft (FLRAA), que sustituirá al helicóptero de transporte UH-60 Black Hawk, que entró en servicio por primera vez en 1979; y
- El Future Tactical Unmanned Aerial System (FTUAS), que sustituirá al dron Shadow RQ-7, que entró en servicio en 2004, pero que ya ha sido superado por otros drones más modernos.
- Le seguirá un UAV avanzado de mayor alcance y mini-drones llamados Air-Launched Effects (ALE).
Pero el FVL es mucho más que las piezas que lo compondrán. «FARA, el futuro UAS, FLRAA… son importantes», me dijo Rugen. «Pero lo que realmente importa es el ecosistema.»
El ecosistema, bajo el paraguas de la IA, se compondrá de drones y aeronaves tripuladas opcionalmente, es decir, el FARA y el FLRAA deben ser capaces de volar con dos pilotos, uno o ninguno, dependiendo de la complejidad de la misión. Todos ellos tendrán que conectarse a través de la futura red del Ejército resistente a las interferencias, no sólo entre sí, sino también con las tropas de tierra, incluidos los futuros misiles hipersónicos y, en última instancia, con la Fuerza Aérea.
Dado que un explorador debe ser pequeño y ágil, «un FARA no va a ir… muy armado, así que vamos a traspasar a otros, gran parte de esa letalidad, y de ahí el requisito de interactuar con otros sistemas», como el misil Long-Range Precision Fires, según dijo Rugen.
En el Ejército de 1991, los cañones de los helicópteros Apache hicieron los primeros disparos de la Guerra del Golfo, destruyendo los radares iraquíes para que los aviones de la Fuerza Aérea pudieran volar sin ser detectados. Ese es un modelo en miniatura, del tipo de interdependencia que el Ejército y la Fuerza Aérea prevén para futuras operaciones multidominio, realizadas simultáneamente en tierra, aire, mar, espacio y ciberespacio. La futura aeronave de elevación vertical tendrá que ser la vanguardia, no sólo del Ejército, sino para todo el Departamento de Defensa.
Oleada no humana
En una futura guerra, la primera oleada será de drones (sistemas aéreos no tripulados), que sondearán el espacio aéreo enemigo para reunir información, atacar objetivos y difundir la confusión digital sin arriesgar a los humanos:
- El gran UAV Advanced (AUAS) de largo alcance reemplazará al Grey Eagle, la versión del Ejército del Predator, aunque todavía no se ha lanzado ningún concurso formal;
- El más pequeño y de menor alcance UAS Táctico Futuro (FTUAS), que cuatro compañías están compitiendo ahora para construir, reemplazará al viejo dron Shadow; y
- Los mini-drones Air-Launched Effects (ALE) serán lo suficientemente pequeños como para ser lanzados desde el avión explorador FARA, llevando cargas útiles que irán desde interferidores, a señuelos, a relés de red o explosivos.
Detrás de los drones, y en el caso del ALE, lque actuará como su lanzador, se encontrará el Future Attack Reconnaissance Aircraft (FARA), para el cual cinco compañías están desarrollando potenciales diseños: AVX, Bell, Boeing, Karem y Sikorsky. Ninguno de ellos es un helicóptero convencional, que derive toda su elevación de un solo rotor principal en la parte superior: todos usan configuraciones novedosas para alcanzar velocidades y alcances previamente inalcanzables.
«En nuestros estudios de supervivencia, con estas configuraciones avanzadas de aeronaves de rotor, observamos gran aumento porcentual en la capacidad de supervivencia», dijo Rugen, desde un mínimo de 24 por ciento hasta, «en algunos escenarios, casi un 50 por ciento más de supervivencia».
«Queremos tener gran capacidad de supervivencia en esas operaciones de combate a gran escala muy disputadas. Queremos ser letales», dijo. «Queremos un alcance superior, por lo que queremos velocidad, alcance y resistencia a distancia, en nuestra flota de próxima generación».
En sustitución del OH-58 retirado de la época de Vietnam, el papel del FARA no consistirá en hacer incursiones en territorio hostil, una táctica que resultó arriesgada incluso para los helicópteros Apache fuertemente blindados en Irak en 2003. En su lugar, se acercará a las líneas del frente, lo suficientemente pequeño y ágil como para esconderse detrás de los edificios y recorrer las calles de la ciudad, proporcionando control humano a los drones y un apoyo cercano a las tropas de tierra (que tendrán sus propios robots terrestres). Cuando la FARA y sus bandadas de drones detecten una amenaza, podrán eliminarla ellos mismos; pasar los datos del objetivo a la artillería cañón de largo alcance, a los misiles de ataque de precisión o a los hipersónicos; o pedir un ataque de la Fuerza Aérea a través de la futura red Joint All-Domain Command & Control (JADC2).
Los ataques incesantes y coordinados de exploradores tripulados, aviones no tripulados, artillería, ataques aéreos, interferencias electrónicas y piratería informática tienen como objetivo interrumpir la red de defensa aérea del enemigo más rápidamente de lo que puede repararse a sí misma. El objetivo será abrir corredores de vuelo seguros, al menos, relativa y temporalmente, para los ataques profundos contra los objetivos más críticos, contra todos los sensores, los nodos de comunicaciones y los puestos de mando, sin los cuales la fuerza enemiga quedaría cegada y paralizada.
El Future Long-Range Assault Aircraft (FLRAA), será más grande y probablemente más rápido que el explorador FARA, pero con una configuración poco convencional para maximizar el rendimiento. Con Bell y un equipo rival de Sikorsky-Boeing que ya han volado los primeros prototipos, el Ejército confía en que el FLRAA pueda transportar el mismo pelotón de 12 hombres que el actual Black Hawk, pero a distancias mucho más largas en tiempos mucho más cortos. Las unidades especiales y la infantería del FLRAA destruirán los objetivos impermeables a los ataques aéreos, ocuparán el terreno clave y proporcionarán el reconocimiento cercano a nivel de suelo, información que los aviones teledirigidos no puedan, sentando las bases literales para la siguiente ronda de ataques, una y otra vez hasta que el enemigo sea derrotado.
Una vez que los drones, exploradores y transportes de asalto de la FVL hayan penetrado en las defensas antiaéreas del enemigo y hayan paralizado su capacidad de coordinación, lo que el concepto Army’s Multi-Domain Operations, con un guión muy deliberado, llama «desintegración», los aviones más antiguos podrán avanzar para explotar la brecha.
» Cuando nuestra fuerza de penetración avance», dijo Rugen, «generaremos libertad de maniobra para la Fuerza Conjunta», no sólo para el Ejército, en otras palabras, sino para todos, y nuestra flota permanente podrá ahora avanzar para ayudarnos».
«Nuestros Black Hawks, Apaches y Chinooks son la fuerza permanente», explicó el General de División David Francis, quien dirige el Army Aviation Center en Fort Rucker, Ala. «Vamos a mantener estos aviones en la década de 2040, junto con la Future Vertical Lift.» Esto significa que los helicópteros existentes deben ser actualizados, no sólo para mantenerse en funcionamiento, sino para conectarse digitalmente a la nueva FVL.
Nada de esto sucederá, sin una red que pueda pasar los datos a alta velocidad a través de largas distancias, y a pesar de la piratería, las interferencias y los ataques físicos del enemigo contra cada nodo de la red americana que encuentren.
Vamos a ser digitales
Mientras que las competiciones de aviones tripulados y no tripulados han producido muchos conceptos atractivos, no existen imágenes llamativas de la columna vertebral electrónica, tan esencial para todo el ecosistema del Future Lift Vertical force. Pero ser invisible no significa que no se esté convirtiendo ya en algo real.
«Lo que mostramos en Lago China fue la capacidad de automatizar parte del reconocimiento de objetivos, a un nivel muy incipiente», dijo Rugen a los periodistas en enero. «Estamos empezando a entrenar nuestros algoritmos en eso».
Dado que los nuevos aviones tripulados y no tripulados aún no han sido construidos, en las pruebas de China Lake se emplearon aviones de sustitución. Pero se usaron algoritmos de IA reales, para analizar los datos y formas de onda de comunicaciones de red reales, programadas para desplegarse en el Ejército en 2023, para pasar esos datos.
«Lo hicimos desde la parte trasera de un helicóptero, con el UAV [un Grey Eagle] volado por el comandante de la misión aérea con un iPad», dijo Rugen a los periodistas. Después de que el comandante (humano) confirmara la recomendación del objetivo de la IA y ordenara al dron que disparara, todo ello utilizando su iPad, surgieron nuevos datos y se le asigno un objetivo diferente al arma, que no era un misil sino una bomba planeadora sin potencia. («Mientras la GBU-69 estaba en vuelo, esa era nuestra munición, el algoritmo apareció con un objetivo aún más rentable»), dijo Rugen, «así que aunque la munición estaba a una milla de distancia del UAV, reasignamos la tarea».
La idea de una red de inteligencia artificial de todos los dominios y fuerzas, que conecte «cualquier sensor, cualquier tirador» en tiempo casi real es ambiciosa. Pero Rugen parece confiar en que la industria pueda ofrecer los componentes digitales y físicos del ecosistema FVL.
En el pasado del Ejército, «algunos de los programas dependían de inventos» que se hacían con un calendario fijo, dijo Rugen. Para el Future Vertical Lift, dijo, «nada tiene que ser inventado». Sólo tenemos que integrarlo y demostrar que podemos hacerlo».
» Veo aviones volando, y hemos volado nuestros pequeños drones, así que no estamos dando ningún salto mortal», dijo. «Pulsamos el botón de pausa en el desarrollo de la aviación del ejército durante dos décadas. Es hora de que nos pongamos al día con lo que la industria ha estado haciendo por nosotros».
Fte. Breaking Defense
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