La reciente desestimación por parte de la Secretaria de Estado de las reclamaciones del Mar de China Meridional por parte de Beijing, constituye la última forma en que los responsables de EE.UU. están señalando a la retórica y la actividad militar china, como una amenaza a un «Indo Pacífico libre y abierto». Sin embargo, desde una perspectiva militar, EE.UU. no está bien posicionado para influir en un cambio favorable o moderar el comportamiento agresivo de Beijing. De hecho, la otrora inexpugnable ventaja militar de América se está erosionando, y en ningún lugar más rápidamente que en el área de responsabilidad del U.S. Indo-Pacific Command. Las fuerzas conjuntas allí están físicamente fuera de posición, conceptualmente no preparadas, y carecen de capacidad de despliegue y de anticipación para la hipercompetencia con el siempre mejorado Ejército Popular de Liberación de China (PLA).
Varios meses después de la publicación en enero de 2018 de la Estrategia de Defensa Nacional, nuestro grupo de investigadores de la Escuela de Guerra del Ejército de EE.UU. comenzó a examinar el papel de nuestras Fuerzas en el INDOPACOM, basándose en nuestro estudio anterior de este entorno hipercompetitivo. Nuestra investigación sugiere que la Fuerza Conjunta necesita cambios fundamentales en conceptos estratégicos y operacionales, fuerzas y capacidades, huellas y presencia, autoridades y acuerdos, y mando y control del teatro de operaciones, para hacer frente a los desafíos, de lo que el Joint Concept for Integrated Campaigning llama el «Competitiun continuum».
En nuestro nuevo informe, «An Army Transformed: USINDOPACOM Hypercompetition and US Army Theater Design», recomendamos que el Ejército contribuya a liderar esta transformación asumiendo cuatro roles: the Grid, the Enabler, the Multi-Domain Warfighter, y el Capability and Capacity Generator.
El INDOPACOM, ahora teatro prioritario del Departamento de Defensa, es el hogar de los estados que presentan a los estrategas estadounidenses las amenazas militares más intensas y directas: Rusia, Corea del Norte, y particularmente China, el rival regional de Estados Unidos. La efectiva resistencia de la “zona gris” de Beijing y la agresiva transformación militar le permiten actuar cada vez más como un par regional de las fuerzas de EE.UU. y sus aliados.
El entorno de seguridad de la región está acertadamente captado por el concepto de hipercompetencia: «la constante lucha por conseguir ventajas temporales», como dijo el profesor de Dartmouth Richard D’Aveni a mediados de los 90. Adaptando el concepto en nuestro estudio de 2017 sobre la rivalidad militar contemporánea en el Indopacífico, lo llamamos la lucha persistente por una ventaja transitoria pero explotable, a través y dentro de dominios y espacios competitivos altamente disputados, incluyendo el aire, la tierra, el mar, el espacio, el ciberespacio, el espectro electromagnético y la influencia estratégica.
Hoy en día, encontramos que China tiene la iniciativa estratégica, gracias a una erosión de dos décadas de la posición militar de Estados Unidos. Esto se debe a las guerras posteriores al 11 de septiembre, a la excesiva confianza de EE.UU. en su propia posición militar regional, a la agresiva transformación militar de China y la maniobra de la zona gris para desplazar a EE.UU. fuera de su supuesta esfera de influencia. El PLA se ha convertido en una formidable fuerza de «contra-intervención», construida para oponerse a la Fuerza Conjunta de EE.UU. que opera en la región. Estratégicamente, proporciona un paraguas regional coercitivo y costoso, bajo el que China se aprovecha de los cálculos de riesgo de EE.UU. y lleva a cabo acciones depredadoras contra sus aliados e intereses vulnerables.
Los estrategas de EE.UU. han intentado reenfocarse en el teatro indo-pacífico durante dos décadas. La 2001 Quadrennial Defense Review, escrita en gran parte antes del 11 de septiembre, incluyó al noreste de Asia y al litoral de Asia Oriental entre sus cuatro «regiones críticas». Años más tarde, cuando la guerra de Irak terminó, la administración Obama hizo su propio intento de » reequilibrio» en la 2012 Defense Strategic Guidance. La NDS de Trump y la Indo-Pacific Strategy 2019 del Departamento de Defensa representan un tercer impulso.
Sin embargo, ninguna de estas iniciativas bien planeadas ha fomentado una respuesta efectiva a las cambiantes circunstancias estratégicas del Indo-Pacífico, con el resultado de que las Fuerzas de EE.UU. en la región están profundamente fuera de posición, conceptual y físicamente, y sin capacidades desplegadas y anticipadas.
Estados Unidos está fuera de posición conceptualmente porque INDOPACOM y sus componentes de los ejércitos no están aún en un camino común conjunto que transfiera un mayor riesgo a China e imponga costos estratégicos excesivos a este país. El problema no es la falta de esfuerzo sino la falta de coordinación. Cada ejército tiene sus propias ideas: Multi-domain Operations (Ejército de Tierra), Agile Combat Employment (Fuerza Aérea), Distributed Maritime Operations (Armada), y Expeditionary Advanced Base Operations (Cuerpo de Marines). Debemos acelerar los esfuerzos en curso para unificar estos conceptos de operación en un concepto de guerra conjunta de dominio completo.
Los Estados Unidos están fuera de posición físicamente porque su postura regional sigue siendo en gran medida estática en el Asia nororiental, basada en la ventaja desacreditada, y orientada al desarrollo eficiente de una segunda guerra de Corea. No es una postura que propicie una persistente hipercompetencia con China o, in extremis, una escalada fría hacia un conflicto armado que podría surgir de cualquiera de las innumerables fallas que enfrentan a China con EE.UU. y sus socios en el Indopacífico (Taiwán, Mares de China del Sur y del Este, etc.). Encontramos que lograr una postura más distribuida y ágil es actualmente una aspiración de alta prioridad en el INDOPACOM. Debería seguir siéndolo.
Por último, Estados Unidos está fuera de posición en cuanto a capacidades desplegadas y previstas. El Ejército aún no está equipado para las operaciones de gran escala y de amplia distribución en todos los dominios que los altos dirigentes de EE.UU. creen que son esenciales para disuadir o derrotar a China. En particular, la proyección y el acceso, el mando y control conjuntos, el sostenimiento, la protección y las maniobras y movimientos intra-teatro se ven desafiados por las tiranías gemelas de la distancia y el aumento de la capacidad de las fuerzas armadas chinas.
Habiendo ganado la iniciativa estratégica, Beijing continuará limitando la libertad de acción de EE.UU., a menos que este país pueda hacer cambios significativos en el diseño del teatro INDOPACOM. Además, China continuará manipulando los cálculos de riesgo de EE.UU. y sus socios a través de combinaciones innovadoras de capacidades y métodos de la zona gris. La amenaza latente de un coste militar prohibitivo por parte del PLA, cada vez más capaz, aumentará persistentemente el alcance y la efectividad de la maniobra de la zona gris de China. Finalmente, sin un compromiso de adaptación transformacional del INDOPACOM, creemos que China aumentará sus opciones militares durante la próxima década, mientras que nuestras posibilidades y las de nuestros socios se volverán cada vez más restringidas, de coste prohibitivo y arriesgadas. El pagador de la factura serán los intereses americanos, ya que la capacidad de Estados Unidos para proyectar la fuerza y proteger a los socios se hace cada vez más incierta y vulnerable.
Cuatro funciones de transformación
Un entorno hipercompetitivo exige un enfoque de Fuerza Conjunta hipercompetitivo, que aproveche al máximo cada componente de los ejércitos, combinando sus puntos fuertes. Sugerimos que el problema militar único del INDOPACOM exige un cambio fundamental en la forma en que las fuerzas conjuntas y del ejército organizan, operan, integran y emplean las capacidades. El comandante del INDOPACOM, Almirante Philip Davidson, ha dicho que este enfoque debería ser más «ágil y distribuido», debería lograr una «ventaja posicional» y debería ser «interoperable y compatible» con las fuerzas asociadas.
Las implicaciones de esta visión para todos los componentes de los ejércitos son profundas, quizás sobre todo para el Ejército de Tierra. Con ese fin, recomendamos que éste adopte cuatro papeles de transformación en la próxima década. Los cuatro roles son el Ejército como la Red (The Grid), el Ejército como el Facilitador (The Enabler), el Ejército como el Combatiente Multidominio (The Multi-Domain Warfighter), y el Ejército como Capacidad (Capability) y el Generador de Capacidades (The Capability Generator). El orden importa.
La Red (The Grid) es una red de teatro distribuida, resistente y mutuamente reforzada de agrupaciones expedicionarias habilitadas por el Ejército, centros y nodos que sirven de base para las «operaciones conjuntas de todos los dominios». La Red amplía las opciones para los comandantes de las Joint Force, permite maniobras y fuegos eficaces en todo el Dominio Conjunto y, en el proceso, complica la planificación y la toma de decisiones de los rivales.
El Facilitador (The Enabler) ve una transformación conjunta del Ejército, específica para INDOPACOM, que impulse la red en las áreas de mando y control, sostenimiento, protección, movimiento, e inteligencia e información. El papel del Facilitador no es la suma total de la responsabilidad del Ejército frente a la amenaza china. Es, sin embargo, el papel más completo, gravoso e institucionalmente perturbador del Ejército.
El papel del Combatiente Multidominio (Multi-Domain Warfighter) contempla al Ejército, en representación de INDOPACOM y con ejércitos aliados y socios regionales, creando y desplegando una capacidad de combate multidominio en tierra con presencia y alcance en todo el teatro de operaciones. Las capacidades y fuerzas del Ejército Multi-dominio se beneficiarán de la misma Red de teatro de operaciones ágil, resistente y redundante del Ejército que garantizan los socios conjuntos y extranjeros. Advertimos que no se debe comprometer demasiado con la innovación en la guerra multidominio antes de tomar medidas concretas para adoptar e institucionalizar las funciones de «red» y «habilitador» en primer lugar. El éxito general de las Fuerzas Conjuntas dependerá de que el Ejército dé prioridad a estas cuestiones por adelantado. Una vez más, el orden importa.
Por último, el Ejército como Capacidad y Generador de Capacidad (Capacity and Capacity Generator) aprovecha una ventaja asimétrica de EE.UU., una fuerte red de aliados y socios, para mejorar las capacidades tradicionales de las fuerzas terrestres regionales y ampliar la capacidad multidominio complementaria de la coalición. Dentro de un concepto conjunto unificado para la competitividad y el conflicto, las fuerzas del Ejército pueden ser el catalizador de una red combinada de fuerzas terrestres de dominio múltiple que aproveche las ventajas y competencias únicas de los aliados y asociados regionales.
Conclusión
Percibimos tanto la necesidad como el deseo de cambio en la disposición indo-pacífica del Ejército. Sin embargo, argumentamos que el cambio más apropiado, efectivo y duradero sólo puede ocurrir en el contexto de un concepto de Fuerza Conjunta más integrado y unificado para la competencia y el conflicto del teatro de operaciones.
Restablecer un nuevo, más favorable y duradero equilibrio militar en el Indo-Pacífico, como lo pide la NDS18, depende casi enteramente de que el DoD, la Junta y los altos mandos del Ejército continúen tomando decisiones basadas en los riesgos, pero audaces. Los mandos deben rechazar el sesgo de Ejercito, aprovechar sus fortalezas y asegurarse de que el nuevo concepto Conjunto del teatro de operaciones no sufra de un compromiso que favorezca las preferencias de los componentes de los cuerpos, por encima de los requerimientos operacionales reales.
China está actuando con una nueva confianza y libertad de acción en el reciente activismo regional en Xianjang, la región fronteriza de Ladakh, el Mar del Sur de China y Hong Kong. Los aliados estadounidenses observan con ansiedad las actividades chinas, con la esperanza de que se materialice un contrapeso estadounidense eficaz. Esto incluiría la transformación de los conceptos, capacidades y postura militares.
Sin la transformación militar regional, el fracaso estratégico de EE.UU. en el INDOPACOM es mucho más probable. Reconocer las altas apuestas de la región y adaptarse a la hipercompetencia de China para restablecer una posición militar estadounidense más favorable sería un primer paso para evitarlo.
Este artículo se basa en las ideas y el material del próximo informe de la Army War College «An Army Transformed-INDOPACOM Hypercompetition and U.S. Army Theater Design» y en el reciente artículo de Parameters, Summer Edition, Geo-Strategic Net Assessment: INDOPACOM Trought 2030. Las opiniones expresadas aquí son las de los autores y no representan las del Departamento de Defensa, el Ejército de los Estados Unidos o la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos.
Fte. Defense One
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