El transporte de datos decidirá el próximo conflicto, no lo hipersónico

El Congreso de Estados Unidos ha autorizado 740.000 millones de dólares para que el Departamento de Defensa mejore sus capacidades bélicas, lo que supone 25.000 millones de dólares más que el presupuesto solicitado por la Administración. Se trata de una clara señal, entre otras, de que la modernización de las plataformas militares, las tecnologías y los servicios necesarios para proporcionar esas capacidades es una prioridad para la seguridad nacional. Pero, mientras la comunidad de defensa de Estados Unidos y sus aliados evalúan dónde concentrar los recursos de desarrollo y resolución de problemas, es importante preguntarse qué es lo que proporcionará la ventaja estratégica necesaria en la guerra moderna.

El campo de batalla ha cambiado, y los futuros conflictos se librarán, y ganarán, de forma diferente en los próximos 30 años que en el pasado. Estados Unidos y sus aliados se enfrentan ahora a adversarios más fuertes y sofisticados que pueden competir tecnológica y económicamente. Entonces, ¿qué es lo que más va a influir en los resultados de estos futuros conflictos? A pesar de su gran valor, la respuesta, tal y como yo la veo, no es un avión o un barco de última generación, ni siquiera un sistema de misiles.

Hace dos años el Jefe de Operaciones Espaciales, el general Jay Raymond, y el Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, el general David Goldfein, escribieron: «Los datos son la principal corriente de la guerra del futuro. Y las Fuerzas Armadas que sean capaces de recoger, procesar y compartir datos más rápidamente que sus oponentes tendrá una enorme ventaja».

Esta afirmación es aún más cierta hoy en día.

Una ventaja de la información multidominio

Parece sencillo, pero el movimiento de datos es un reto cada vez más complejo, por lo que tanto el Departamento de Defensa como las naciones aliadas se proponen abordarlo a través de diversas iniciativas. El volumen de los sensores y las tecnologías del campo de batalla ha aumentado drásticamente la cantidad de datos disponibles, pero el aprovechamiento de esos datos para tomar decisiones en tiempo real y con capacidad de acción es una tarea enorme. La capacidad de captar y compartir de forma segura datos en tiempo real en el espacio de batalla multidominio -tierra, aire, mar, ciberespacio y espacio- es primordial para el éxito de las misiones operativas.

Esto es lo que pretende ofrecer el concepto Joint All-Domain Command and Control (JADC2) del Departamento de Defensa. Cada ejército tiene su propia iniciativa centrada en el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías para una mayor integración de las capacidades de C2. El JADC2 romperá esos silos para permitir las comunicaciones de datos entre sensores y tiradores en todos los servicios, permitiendo el intercambio de información a través de un enfoque híbrido que emplee múltiples redes de comunicaciones, satélite y terrestres, para proporcionar una conexión única y sin fisuras a los usuarios finales.

La Agencia de Desarrollo Espacial (SDA), se encuentra entre los líderes de este camino con su iniciativa Tranche 1 Transport Layer, pero se necesitarán esfuerzos colectivos de todo el DoD y la industria para crear esta compleja arquitectura.

Desgraciadamente, no hay ninguna tecnología o empresa que lo haga posible. En su lugar, hay que centrarse en la adquisición de las capacidades operativas y técnicas que puedan unir las redes y hacer posible la visión del JADC2.

Lista de deseos de la capacidad de la red

Para lograr la ventaja de la información, la red necesita capacidades que le permitan operar eficazmente en un entorno congestionado y disputado. Tres capacidades clave de la «lista de deseos» destacan como pilares del éxito de la futura red militar:

Agilidad: La interoperabilidad es la base de lo que se necesita para permitir mayor capacidad de transporte de datos. Para crear interoperabilidad y unir sistemas dispares, se necesitan estándares comunes en la capa de red. Esto permitirá que los usuarios y los datos se muevan con mayor libertad, por ejemplo, de la red militar SATCOM a una red comercial SATCOM, o incluso a través de diferentes redes orbitales, frecuencias y niveles de seguridad. El uso de normas comerciales como la 5G podría ser decisiva para permitir tanto la interoperabilidad como la gestión, pero es necesario que el gobierno y la industria comercial se alineen para hacerlo realidad a escala.

Vías inteligentes: más allá de la capacidad técnica de unir redes, un entorno híbrido óptimo será altamente adaptativo, con la capacidad de mover inteligentemente la información para que llegue al lugar correcto, a través de la red correcta, en el momento adecuado y de la manera correcta. Esta capacidad de red consciente del transporte será impulsada por aplicaciones de inteligencia artificial y aprendizaje automático integradas en la red, lo que permitirá reconocer cuál es la «mejor red disponible» para enrutar los datos en función de las necesidades de ancho de banda, los requisitos de seguridad y la reacción para evitar amenazas.

Seguridad activa: los ciberactores individuales y de los estados-nación desarrollan ataques a diario. Las operaciones multidominio requieren ciberseguridad y garantía de extremo a extremo para proteger los datos, y su integridad, a medida que se mueven por las redes. Hoy en día, la superficie de ataque ha crecido, por lo que hay que asumir que los actores maliciosos ya están dentro. Por esta razón, se necesita mayor inversión en arquitecturas de confianza cero que aprovechen la automatización y la inteligencia de amenazas para analizar el comportamiento de los usuarios e identificar las amenazas.

Transporte de datos resistente

Estas capacidades de red son la base para permitir las comunicaciones resistentes y seguras que los combatientes necesitan para operar en los entornos del campo de batalla. La resistencia garantiza que, independientemente de lo que haga un adversario, ya sea un ciberataque o un ataque orbital cinético a un satélite, ningún punto de fallo interrumpirá las operaciones de la red.

Así pues, mientras el Congreso, el Departamento de Defensa y las organizaciones de los sectores comercial y de defensa trazan el camino a seguir, hay que recordar que la seguridad nacional depende tanto de nuestra capacidad para mover datos de forma eficaz como de los sistemas de misiles.

Fte. C4ISRNET