El Joint All-Domain Command and Control (JADC2) es el concepto del Departamento de Defensa (DOD), mediante el que pretende conectar los sensores de todos los cuerpos: Fuerza Aérea, Ejército de Tierra, Armada, Cuerpo de Marines y Fuerza Espacial, en una única red. (N. T.).
Para competir con China, el Departamento de Defensa debería centrarse en obstaculizar los éxitos de las fuerzas militares y paramilitares chinos en los niveles inferiores de la escala de conflicto. Esto estaría más en consonancia con los conceptos de guerra de maniobras como el Mosaic Warfare de DARPA.
A pesar de ser una de las mayores prioridades del Ejército, los mandos militares y de la industria siguen confundidos sobre el Joint All-Domain Command and Control, describiéndolo de diversas maneras: como una arquitectura de comunicaciones, un enfoque de intercambio de datos, un concepto operativo o una herramienta de toma de decisiones. Hace días, el J-6 del Estado Mayor Conjunto, el Teniente General Dennis Crall, aportó la tan necesaria claridad al caracterizar el JADC2 como un nuevo enfoque de toma de decisiones para apoyar el emergente Concepto de Lucha Conjunta (Joint Warfighting Concept).
El replanteamiento del JADC2 como un enfoque de toma de decisiones es un avance bienvenido. La mayoría de los debates sobre el JADC2 hacen referencia al objetivo erróneo, de conectar todos los sensores con todos los tiradores de un teatro de operaciones, lo que conlleva el riesgo de un gasto inmenso de dinero y esfuerzos.
El fracaso de la Network-Centric Warfare durante la década de 2000 debería haber disuadido a los mandos militares de volver a perseguir el conocimiento y control de la situación en todo el teatro de operaciones. No sólo es improbable una conectividad perfecta en el disputado espectro electromagnético al que se enfrentarán las fuerzas, sino que sólo una parte de las múltiples generaciones de equipos diversos del ejército estadounidense será útil en una situación determinada.
En lugar de intentar construir redes que puedan soportar una estructura de mando jerárquica fija para todas las situaciones, el Departamento de Defensa debería establecer relaciones de mando y capacidades, que puedan adaptarse a los cambios en la disponibilidad de las comunicaciones. Por lo tanto, el JADC2 debe centrarse en proporcionar un apoyo a la toma de decisiones que reduzca la dependencia de las fuerzas en las redes de área amplia y mejore las opciones de los comandantes.
Todo es cuestión de «opcionalidad»
Desgraciadamente, en el Pentágono se muestran reservados respecto a lo que es el enfoque del JADC2 o cómo apoya al nuevo concepto de combate de Operaciones Conjuntas (JADO). Las recientes menciones de JADO que hacen hincapié en los fuegos y en aplastar a las fuerzas enemigas no son alentadoras. Aunque es adecuado para las grandes operaciones, un concepto de guerra basado en el desgaste no encaja bien en una época en la que adversarios como el Ejército Popular de Liberación están consiguiendo ganancias constantes de territorio e influencia mediante acciones por debajo del nivel de la guerra y es menos probable que inicien un conflicto a gran escala y de alta intensidad.
El Departamento de Defensa no puede depender de que el Ejército Popular de Liberación presente a las fuerzas estadounidenses objetivos con los que enfrentarse o de que se produzca una escalada de la confrontación que justifique los fuegos de largo alcance. Para competir con China, el DoD debe centrarse en frustrar el éxito militar y paramilitar chino en los niveles inferiores de la escala de la guerra. Esto se ajusta más a los conceptos de guerra de maniobra como la Mosaic Warfare de DARPA, que busca imponer a las fuerzas enemigas múltiples dilemas superpuestos que perturben sus operaciones y les impidan así alcanzar sus objetivos oportunamente.
Aunque sigue empleando el desgaste, la guerra de maniobras se basa más en una toma de decisiones de calidad superior para tener éxito. Por lo tanto, los mandos estadounidenses podrían obtener una ventaja tomando decisiones más rápidas y mejores o ralentizando y degradando la del adversario. El factor subyacente a cada una de estas técnicas es la «opcionalidad». Si una fuerza estadounidense tiene más opciones en comparación con una fuerza del PLA, es más probable que los comandantes estadounidenses elijan mejores cursos de acción más rápidamente que del enemigo.
Por su parte, los mandos del PLA verían dificultada la toma de decisiones, si se ven obligados a evaluar y estar preparados contra una mayor variedad de opciones estadounidenses.
En un conflicto centrado en la toma de decisiones, el Ejército podría aumentar sus opciones mediante el despliegue de fuerzas más distribuidas con suficientes comunicaciones e interoperabilidad para reorganizarse de diversas maneras. Los sistemas de apoyo a la toma de decisiones, como los que están desarrollando DARPA o los ejércitos, ayudarían a los mandos a agrupar sus fuerzas para llevar a cabo las misiones necesarias. Las fuerzas podrían limitar las opciones del enemigo confundiendo o desbaratando los sensores del adversario, presentando una postura más compleja o degradando las comunicaciones enemigas.
Adoptar la complejidad en lugar de la previsibilidad
Esto nos lleva al JADC2. Un concepto de lucha centrado en la decisión contrasta con la planificación centrada en la previsión, que intenta conocer las necesidades de los escenarios futuros y construir o organizar las fuerzas necesarias tan pronto como sea posible, para que las capacidades no necesarias estén disponibles para otras tareas. La aparente concentración de la JADO en los fuegos eficientes y la gestión de las fuerzas refleja la toma de decisiones centrada en las previsiones. Además del riesgo de equivocarse en las predicciones, este enfoque limita las opciones de ser eficiente del comandante.
Un concepto de lucha conjunta centrado en el desgaste, unido a una toma de decisiones predictiva, pondría al Ejército estadounidense en desventaja en enfrentamientos de menor nivel que una guerra entre las grandes potencias. Para frustrar los esfuerzos militares y paramilitares chinos se requiere adaptabilidad y flexibilidad, y no una solución optimizada para lanzar fuegos masivos en una guerra que quizá nunca llegue.
La creación de mayores opciones para las fuerzas estadounidenses requerirá que el JADO se centre en cortar las vías de éxito del enemigo, en lugar de limitarse a destruir las fuerzas adversarias. Y lo que es más importante, el enfoque de la toma de decisiones tendrá que maximizar las líneas de acción y gestionar la complejidad disponible para los mandos. En lugar de construir redes para apoyar estructuras de mando jerárquicas que recurran a una planificación centrada en las previsiones, el JADC2 debería dar prioridad a las herramientas de apoyo a la toma de decisiones que evalúen el impacto de determinados planes de acción en la futura opcionalidad. Los mandos estadounidenses podrían entonces ejecutar una estrategia adaptable para impedir que los adversarios alcancen sus objetivos.
Las Fuerzas Armadas estadounidenses necesitan nuevos conceptos operativos como el JADO para hacer frente a una era, en la que los adversarios buscan formas distintas a la guerra a gran escala para alcanzar sus objetivos. El enfoque de planificación por defecto del DoD, consistente en prepararse para la guerra y esperar que eso disuada la agresión, no será válido. Sin embargo, para hacer posible los nuevos conceptos de lucha, las fuerzas estadounidenses necesitarán que el JADC2 supere el fracaso de la guerra centrada en la red, para priorizar la opcionalidad sobre la previsibilidad y la adaptabilidad sobre la conectividad.
Fte. Breaking Defense (Bryan Clark y Dan Patt)
Bryan Clark es investigador principal del Instituto Hudson. Dan Patt es miembro adjunto del Instituto.
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