El terrorismo se ha convertido en una pesadilla para muchos países. El futuro del fenómeno terrorista depende de factores internos y externos, políticos y culturales, lo que significa la necesidad de enfoques integrales para eliminarlo de raíz y no tratar sus síntomas, o recurrir sólo a medidas militares y de seguridad para frenar terrorismo y extremismo. Los expertos señalan que, en el contexto de la embestida de los grupos terroristas, en particular Al Qaeda y Daesh, el mundo asistiría a tres posibles escenarios.
El primer escenario sería la desaparición de los grupos terroristas y el éxito en su asedio y exterminación, un escenario ligado a la capacidad de la comunidad internacional para acordar una estrategia global de lucha contra el terrorismo basada en la erradicación completa de los factores reales que crean el entorno adecuado para los grupos terroristas, el más importante la resolución de los conflictos y crisis que asolan a los países que son núcleos de dichos grupos, el fin del apoyo iraní a las milicias chiíes, y la resolución del conflicto palestino-israelí. Sin embargo, la realización de este escenario no se espera a corto plazo, debido a los fracasos de algunos Estados nacionales y a la complejidad de los conflictos y guerras que impulsan las actividades de las organizaciones terroristas y sus causas de supervivencia.
El segundo escenario es la desintegración de las principales organizaciones terroristas en grupos más pequeños. Debido a los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos contra grupos terroristas en Siria, Irak, Libia, Yemen y otros países, junto con la focalización en los líderes de los grupos, las principales facciones pueden transformarse en grupos terroristas más pequeños. Este escenario puede tener lugar a corto plazo, y ha sido similar al de Al Qaeda en Afganistán, Irak y el norte de África.
El tercer escenario es que los grupos terroristas se amplíen mediante alianzas regionales de estas facciones; a este escenario se llega en parte, mediante la estrategia del Daesh con otros grupos terroristas, con el objetivo de expandir el supuesto Califato Islámico, y sus planes de hacer del Norte de África su segundo centro después de Irak y Siria. Parece que, tras el aumento de la presión y el asedio a estos grupos terroristas en Irak y Siria, se están desplazando hacia el norte de África. Existe una estrategia internacional y regional contra estas facciones que pretenden reasentarse y expandirse en Libia y sus alrededores, beneficiándose de Níger y Mali que pueden ser un verdadero apoyo logístico de mano de obra para este fin. Este escenario puede tener lugar en Sirte, Libia, y puede continuar si las fuerzas regionales e internacionales no aceleran los planes de acción para contrarrestar a los grupos terroristas.
La expansión del fenómeno del terrorismo en los últimos años ha estado ligada a la vulnerabilidad o al fracaso de los países. Por lo tanto, para eliminar los grupos terroristas, es imperativo fortalecer los estados nacionales de la región, consolidar la seguridad y la estabilidad en estos países, resolver las divisiones políticas, impulsar las reformas políticas, la participación democrática y la ciudadanía, ya que existe una relación inversa entre el poder y la estabilidad del estado y el poder de las facciones terroristas. La solución militar y de seguridad no garantizará la eliminación de los grupos terroristas mientras no se aborden las condiciones políticas que los produjeron.
Cabe señalar aquí que el hecho de dar prioridad al diagnóstico de la amenaza terrorista a los factores internos no significa necesariamente que se responsabilice a los gobiernos occidentales de lo que se ha hecho. Baste decir que la mayoría de los que se unen a Daesh y de los que participan en actos terroristas en Occidente no son nuevos inmigrantes, sino aquellos cuyos padres y abuelos nacieron en Occidente y, por tanto, crecieron y aprendieron en países occidentales, siendo influenciados por la cultura y la educación occidentales.
Esto es evidente en los actos terroristas de París llevados a cabo por los terroristas del Daesh. Según los observadores, es responsabilidad de los gobiernos occidentales, que adoptan economías neoliberales, porque no reclutaron ni emplearon a estos jóvenes. En otras palabras, estos extremistas han sido marginados antes de quedar atrapados en los actos terroristas.
Esto confirma la dependencia del terrorismo de factores internos y externos, ya sean políticos o culturales. Por lo tanto, hay una necesidad imperiosa de enfoques integrales para eliminar el fenómeno terrorista desde sus raíces y no tratar sus síntomas y no contentarse con soluciones militares y de seguridad únicamente. Los programas educativos de las escuelas y universidades deberían crear y enriquecer el pensamiento crítico de las jóvenes generaciones al tratar la cultura religiosa. Todos los planes de estudio deberían ayudar a impulsar la coexistencia de contradicciones en cualquier comunidad que se beneficie de la orientación de los medios de comunicación y de la educación.
En lugar de inculcar la conciencia cívica, los principios de la ciudadanía, los valores de la solidaridad social y la aceptación del otro, centrándose en la necesaria capacidad de análisis y el pensamiento crítico, los planes de estudio de las escuelas y universidades del mundo árabe se basan en los métodos de adoctrinamiento en lugar de la interacción, y en la aceptación crédula de la idea de la autoridad jerárquica sin responsabilidad. Los planes de estudio de historia y educación religiosa han reforzado la mentalidad del «nosotros» frente al «ellos» sobre bases étnicas, ideológicas y sectarias. Han hecho a los jóvenes vulnerables a diversas influencias y han contribuido a cambiar radicalmente el panorama cultural árabe, facilitando la difusión de ideologías radicales y el adoctrinamiento temprano de niños y jóvenes.
El futuro del fenómeno terrorista en Oriente Medio y el Norte de África depende principalmente del futuro de la educación, la reforma política, la ilustración, el estado de derecho, las instituciones y los modelos de desarrollo en estos países, así como de la cooperación regional e internacional para resolver las disputas en un país no árabe de una manera justa y equilibrada que garantice la estabilidad y la sostenibilidad.
Fte. Geostrategic Media
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