Tres expertos examinan uno de los problemas más delicados a los que se enfrenta el nuevo primer ministro de Iraq: el futuro de las milicias que se movilizaron para luchar contra el Estado islámico, pero que desde entonces se han resistido a someterse a la autoridad del gobierno: las Fuerzas de Movilización Popular ( Popular Movilization Forces, PMF)
Michael Knights
El título del informe Honored, Not Contained se inspiró en una conversación con un funcionario iraquí en Bagdad, quien declaró que las PMF del país deberían ser «Honradas y Contenidas». Hasta ahora, sólo se ha logrado la primera parte de esa formulación. La mejor manera de cumplir con la segunda es a través de la reforma evolutiva del sector de la seguridad, con el reconocimiento de que la contención de las PMF es un objetivo más práctico a corto plazo que la desmovilización, el desarme y la reintegración.
Uno de los mayores desafíos que plantean las PMF es el de mando y control. La fuerza ha excedido con frecuencia su autoridad y ha realizado operaciones sin el conocimiento del gobierno.
En octubre de 2019, importantes dirigentes y unidades participaron en el asesinato y la detención ilegal de numerosos manifestantes iraquíes. Algunos elementos también han lanzado ataques con drones contra países vecinos (por ejemplo, Arabia Saudí) y han apuntado a misiones extranjeras dentro de Iraq, todo ello mientras negaban su participación.
Tales hechos condujeron finalmente al ataque estadounidense que mató al comandante de la Fuerza Qods iraní, Qasem Soleimani, y al jefe de las PMF, Abu Mahdi al-Muhandis, el 3 de enero.
A principios de mayo, el nuevo gobierno del Primer Ministro Mustafa al-Kadhimi dio una pronta muestra de resolución, al atacar a una milicia que tenía como objetivo a los manifestantes en Basora. También se ha comprometido a encontrar las prisiones privadas, donde algunos manifestantes están detenidos, y a investigar el asesinato de otros.
Sin embargo, los observadores externos deberían esperar que esos progresos fueran graduales, ya que Kadhimi también tiene que hacer frente al resurgimiento del Estado Islámico, a una pandemia de coronavirus y a un profundo colapso económico.
En última instancia, la desmovilización de las PMF será muy difícil, dada su importante presencia militar y política en Iraq. Sin embargo, hay margen para la reforma, y los iraquíes ya han mostrado un importante consenso en muchas de las cuestiones pertinentes.
La hoja de ruta para la reforma constaría de tres etapas cruciales: en primer lugar, será fundamental un liderazgo más responsable, tanto para facilitar el éxito de la institución como para garantizar que quede bajo el mando y control nacional; en segundo lugar, las PMF necesitan funciones y misiones definidas, que pueden establecerse como parte de un examen de la defensa nacional en colaboración con los donantes extranjeros; y, en tercer lugar y más lejano, un proceso de redespliegue gradual. Las PMF deben ser capaces de cumplir con las normas internacionales, mediante el que las milicias retornen del campo para sufrir una profesionalización.
Hamdi Malik
Las unidades Atabat de Irak son grupos paramilitares afiliados a santuarios musulmanes chiítas. Estos cuatro llamados «shrine units»: Liwa Ansar al-Marjaiya, Liwa Ali al-Akbar, Firqat al-Abbas al-Qitaliyah, y Firqat al-Imam Ali al-Qitaliyah, no tienen vínculos con el Iran´s Islamic Revolutionary Guard Corps (IRGC), y en cambio están afiliados al Ayatollah Ali Sistani, el líder chiíta iraquí a quien consideran su fuente de inspiración.
En total, los Atabat tienen alrededor de 18.000 soldados activos y decenas de miles de reservistas. El Firqat al-Abbas es el más capaz militarmente de los cuatro grupos, con capacidades ofensivas potenciadas por el entrenamiento logístico y la cooperación de apoyo con el Ministerio de Defensa de Iraq.
Varias características distinguen al Atabat de las unidades pro-iraníes, dominadas por el IRGC en las PMF. Primeramente, sólo trabajan con instituciones nacionales iraquíes y tienen prohibido relacionarse con comandantes del IRGC u otras figuras militares extranjeras. Segundo, se mantienen al margen del proceso político, mientras que los grupos pro-iraníes han llegado a formar sus propios partidos políticos. Tercero, las unidades de Atabat no consideran a Estados Unidos como un enemigo al que, aunque ocasionalmente han condenado sus acciones (por ejemplo, el bombardeo en marzo de una obra en construcción en el aeropuerto internacional de Karbala), generalmente evitan expresar o actuar en base a sentimientos antiestadounidenses. En cuarto lugar, los Atabat no han sido acusados de violaciones de los derechos humanos. De hecho, no tienen ningún interés en mantener una presencia en las zonas árabes sunita,s donde se han producido muchas de esas violaciones. Sus principales áreas de interés son las ciudades sagradas chiítas de Karbala y Najaf y el desierto que los une a Anbar. Los Atabat tampoco han sido acusados de extorsión, a diferencia de los numerosos grupos de las PMF que usan esos métodos para sostenerse, exacerbando así los agravios entre la población suní.
Estas diferencias ponen a los Atabat en conflicto con las milicias pro-iraníes. Incluso antes de que Muhandis fuera asesinado en enero, las unidades del santuario buscaron que se le quitara el mando de las PMF. Tras su muerte, se opusieron firmemente al sucesor propuesto por su milicia, Kataib Hezbollah, que intentó nombrar al comandante pro-iraní Abu Fadak como el nuevo jefe de operaciones. Al final, el Atabat se retiró por completo de la comisión de las PMF y se comprometió a ayudar a otros grupos a desertar.
Entre otras consecuencias, su retirada ha dañado la legitimidad religiosa de los grupos pro-iraníes. El Atabat creó un precedente de voluntarios paramilitares que operaban con la aprobación del Ayatolá Sistani; cuando desertaron, muchos lo vieron como su forma de empezar a retirar su apoyo a las PMF. En respuesta, Hadi al-Ameri, Ahmed al-Asadi y otras figuras de alto nivel de los grupos pro iraníes se reunieron con los representantes de Sistani en Karbala en un esfuerzo por persuadir al Atabat de que regresara.
En términos más generales, las unidades del santuario representan un modelo para unas PMF mejores. Además de oponerse al dominio iraní, han creado un espacio para que las tropas de la milicia y los iraquíes de ideas afines expresen su orgullo por su religión y su nacionalidad sin la obligación de odiar a otras sectas o nacionalidades.
Aymenn Jawad Al-Tamimi
Varias facciones de las PMF, incluidas las organizaciones principales Asaib Ahl al-Haq (AAH) y Kataib Hezbolla, tienen una doble identidad como grupos de «resistencia» antiestadounidenses y como brigadas registradas dentro de una institución militar nacional iraquí. En el primer papel, han sido bastante claros al denunciar la presencia de EE.UU. como una ocupación y emitir amenazas. Sin embargo, su segundo papel como brigadas oficiales de las PMF hace que sea arriesgado para ellos llevar a cabo abiertamente ataques contra objetivos estadounidenses. En lo que respecta a sus vínculos con Irán, han adoptado ciertos objetivos que se alinean con los intereses de Teherán (por ejemplo, mantener una presencia PMF en la frontera con Siria), pero no están microgestionados por el IRGC.
La postura de estas facciones de «resistencia» ha permanecido en gran medida inalterada desde la matanza de Soleimani y Muhandis. Algunas figuras de alto nivel han reducido su perfil público, en particular el líder de la AAH, Qais al-Khazali, que redujo su presencia en los medios de comunicación por temor a ser blanco de Estados Unidos. Sin embargo, los grupos siguen agitando contra la presencia de Estados Unidos y emitiendo amenazas, aunque su reciente papel en los ataques reales sigue siendo incierto. Algunas brigadas PMF parecen creer que no pueden atacar directamente la presencia estadounidense, ya que forman parte de una institución del gobierno iraquí. Varias entidades nuevas han reivindicado los ataques de este año (por ejemplo, Usbat al-Thaireen), pero es difícil saber si se trata de verdaderos elementos disidentes o sólo de facciones de la resistencia de las PMF que operan con un nombre diferente para crear una negación plausible.
Algunas facciones de la resistencia también se opusieron categóricamente al nombramiento de Kadhimi, acusándolo de complicidad en las muertes de Soleimani y Muhandis. Después de convertirse en primer ministro, tomó medidas contra el grupo Thar Allah en Basora debido a su participación en el asesinato y las lesiones de los manifestantes. Sin embargo, este acto solitario no debe ser interpretado como un movimiento más amplio contra el PMF o las facciones de la resistencia. Por un lado, Thar Allah es un grupo menor comparado con Kataib Hezbollah y AAH. Además, las PMF hicieron una exhibición de la reciente visita de Kadhimi al cuartel general de la milicia, incluso le dieron un uniforme de las PMF para que lo usara. Parece poco probable que el primer ministro pueda ordenar incursiones o acciones similares contra las facciones de resistencia más grandes, ya que está obligado a respetar la instituciones del PMF en su conjunto.
Fte. Washington Institute
Este resumen fue preparado por Hannah Coupe. El Policy Forum es posible gracias a la generosidad de la familia de Florence y Robert Kaufman.
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