El escenario actual contra drones (1/4)

 

 

Comenzamos con este artículo una serie de cuatro piezas donde detallamos las diferentes tecnologías que se pueden aplicar a la detección, clasificación, seguimiento y neutralización de drones, ante el creciente número de incidentes negligentes o malintencionados, tanto el el ámbito civil y policial como militar.

Los sistemas aéreos no tripulados (UAS, por sus siglas en inglés) se han venido usando en operaciones militares desde hace más de 20 años. En este tiempo, por disponibilidad y coste, estaban al alcance de muy pocos y por consiguiente suponían una amenaza acotada en escenarios civiles. Sin embargo, esta situación ha cambiado recientemente, convirtiéndose en bienes de consumo, con tamaños reducidos, costes moderados y altas capacidades técnicas. El mercado militar también se ha beneficiado de la reducción de coste y la modernización de la tecnología provocada en gran medida por la incursión de los UAS en entornos civiles; tanto es así que algunos ejércitos están empleando drones comerciales (con sus consiguientes problemas) para el desarrollo de sus actividades.

Más allá de las consideraciones comerciales y técnicas, esta disponibilidad ha dado lugar a un número cada vez mayor de incidentes provocados por UAS, algunos de los cuales han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas, como las centrales nucleares, los aeropuertos, las cárceles o las bases militares, convirtiéndose en una gran amenaza. Por otra parte, aunque la mayoría de los incidentes denunciados hasta ahora han sido causados por negligencia o errores técnicos, el uso de los UAS también ha sido identificado como una amenaza potencial cuando está al alcance del crimen organizado y organizaciones terroristas, a menudo en la vanguardia del uso de innovaciones tecnológicas.

En este escenario, no es de extrañar que la detección y neutralización de UAS pequeños, con vuelos lentos y a baja altitud se esté convirtiendo rápidamente en una alta prioridad en la agenda de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad de los estados de todo el mundo. Así, diversas administraciones públicas licitan y adquieren sistemas que pueden proporcionar estas capacidades defensivas en diferentes escenarios operativos.

Esta amenaza también ha sido identificada y bien documentada por el Estudio Consultivo Industrial SG-170 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) «The Engagement of Low, Slow ad Small Aerial targets by GBAD (ground based aerial defense)». Este documento es el resultado de un estudio de 10 años que incluye el análisis del comportamiento de los sistemas terrestres de defensa aérea contra los UASs. El estudio aborda específicamente el espectro de amenazas actuales y futuro próximo, los sensores aplicables, las potenciales técnicas de neutralización (llamadas efectores), la integración en la arquitectura GBAD existente y las brechas existentes en la tecnología de seguridad. Este informe ha sido continuado por el grupo SG-188 y posteriormente por el SG-200. La principal conclusión de estos informes es que ningún tipo de sensor por sí solo puede proporcionar suficientes capacidades de seguimiento e identificación para ofrecer una defensa fiable y eficaz contra las amenazas con UAS. Una conclusión secundaria de estos reportajes es que es necesario desarrollar nuevas tecnologías para abordar el problema de una manera efectiva.

Estos son los artículos que completan la serie:

Escenario actual contra drones
Fases para combatir la amenaza dron
Tecnologías para la detección, clasificación y seguimiento
Estrategias anti dron de mitigación

 

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