Cuando se trata de posturas de disuasión estratégica contra cualquier ataque masivo de misiles balísticos o nucleares enemigos, incluso las contramedidas y defensas antimisiles más avanzadas pueden resultar insuficientes o ineficaces. A menudo se habla de «salva de misiles» (bolt-out-of-the-blue), una expresión que identifica los peligros asociados a una «salva» masiva de misiles lanzada en una sola vez.
Una salva masiva estaría diseñada para cubrir una zona con ataques, desbordar los sistemas defensivos y garantizar que un gran número de misiles alcancen sus objetivos. En el ámbito de los ataques nucleares, la perspectiva de una salva de misiles es tan alarmante que la única forma real de contrarrestar esa posibilidad y lograr la disuasión es mediante la garantía de un contraataque nuclear catastrófico desde el aire y el mar. Por ejemplo, si un ataque con un misil balístico intercontinental fuera demasiado grande y repentino para que las defensas terrestres pudieran interceptarlo, lo único que podría impedir que un adversario contemplara la posibilidad de un ataque de ese tipo sería la presencia de una pata submarina o aérea de la tríada nuclear en posición de garantizar la destrucción rápida y completa del país atacante en un contraataque.
Este concepto relativo a «Bolt-out-the-Blue» se cita a menudo en medio de los debates sobre por qué el Pentágono necesita una tríada nuclear compuesta por armas nucleares aéreas, terrestres y marítimas. De forma un tanto paradójica, la garantía de la destrucción completa de cualquier atacante… mantiene la paz.
Misiles balísticos iraníes
Sin embargo, mientras que la existencia de la tríada nuclear, que incluye submarinos y aviones con armamento nuclear, puede lograr impedir un «bolt-out-the-blue» nuclear, ¿qué ocurre con un «bolt-out-the-blue» de misiles balísticos? Quizás de forma similar, la completa seguridad de un contraataque devastador puede ser la única forma de «disuadir» un ataque ofensivo de este tipo. Sin embargo, el lanzamiento de un ataque devastador con misiles balísticos convencionales como respuesta o contramedida a un ataque «bolt-out-of-the-blue» no estaría exento de complicaciones y desafíos, ya que lo más probable es que los cohetes de Hamás o Irán se lanzaran desde zonas pobladas con una población civil numerosa y extremadamente vulnerable.
Esta cuestión resulta crítica, si no extremadamente apremiante, para las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) e Israel a la hora de enfrentarse a los ataques de Hamás. No sólo resultaría complicado detener o contrarrestar un ataque a gran escala con cohetes o misiles «lanzados de sopetón» desde Hamás, sino que un ataque masivo con misiles balísticos iraníes de largo alcance lanzados de la misma forma desde Irán podría plantear problemas igualmente graves o incluso más catastróficos para las IDF e Israel.
Un examen del gran arsenal de misiles balísticos iraníes, teniendo en cuenta el guiado y el alcance, plantea una seria posibilidad de amenaza para Israel, ya que Irán parece operar en la actualidad al menos cinco misiles balísticos de largo alcance diferentes capaces de alcanzar Israel. Los mapas de Oriente Próximo muestran que los misiles iraníes pueden alcanzar fácilmente Jerusalén y otras partes de Israel desde lugares situados en todo Irán, ya que Jerusalén se encuentra a menos de 2.000 km de Teherán. Esto significa que algunos misiles balísticos lanzados desde la capital de Irán pueden alcanzar Israel y que un número aún mayor de armas de largo alcance pueden lograrlo fácilmente desde otros lugares del Irán occidental.
Un documento de investigación interesante y bastante significativo de Iran Watch muestra que, efectivamente, Irán posee un arsenal masivo de misiles balísticos, al menos cinco de los cuales, según se informa, pueden recorrer distancias de 1.300 km o más. El famoso Shahab-3, por ejemplo, está catalogado por Iran Watch como capaz de recorrer 1.300 km con una ojiva de 1.000 kg. El cohete Shahab-3 de combustible líquido y una sola etapa ya está desplegado y existe en grandes cantidades. El misil balístico de mayor alcance enumerado por Iran Watch es el Khorramshahr 1, 2 y 4, armas que pueden alcanzar entre 2.000 y 3.000 km de distancia. Esto significa que el misil podría alcanzar cualquier lugar de Israel desde Teherán o desde la mayoría de los lugares de Irán central y occidental. Otros misiles balísticos iraníes de alcance medio capaces de recorrer 1.600 km o más son los misiles Ghadr, Emad y Paveh, ya desplegados, según Iran Watch. El MRBM iraní Sejjil también puede recorrer 2.000 km.
Según cualquier estimación, esto significa que los misiles balísticos iraníes son capaces de realizar algún tipo de ataque convencional masivo «de improviso». Tal posibilidad introduce implicaciones tácticas significativas, porque mientras que los interceptores de precisión como el Iron Dome y el misil Patriot recientemente proporcionado por EE.UU. ciertamente pueden rastrear y destruir ataques individuales o incluso varios misiles atacantes a la vez, incluso los interceptores más avanzados o precisos estarían mal equipados para defenderse contra una salva de misiles iraníes atacantes. Una estrategia iraní, por lo tanto, podría consistir fácilmente en simplemente «saturar» y destruir las defensas aéreas israelíes, las instalaciones de almacenamiento de equipos y de mando y control con un ataque masivo sorpresa de misiles balísticos. Tal posibilidad parece totalmente realista, sobre todo si Irán dispone de tecnología de vigilancia en forma de aviones no tripulados para identificar las zonas objetivo y cuenta con sistemas de guiado de precisión en sus misiles balísticos. Se sabe que Irán maneja drones y, aunque la capacidad iraní para reunir información desde satélites sea menos conocida, es muy probable que conozcan la ubicación de las fuerzas de las IDF, los almacenes de equipos y las zonas de defensa antimisiles. Incluso si las IDF y las ubicaciones israelíes sensibles estuvieran bien defendidas con misiles interceptores como los sistemas Iron Dome y Patriot, un bolt out of the blue garantizaría que gran número de misiles balísticos iraníes probablemente «pasarían» e impactarían, dañarían o destruirían objetivos israelíes de alto valor.
Por lo tanto, parecería lógico que la disuasión de un «ataque sorpresa» iraní tuviera que ser bastante similar a la disuasión nuclear estratégica, en la que la garantía de un segundo ataque ofensivo se usa como elemento disuasorio. La defensa contra una salva de misiles iraníes se basaría igualmente en la garantía de una represalia ofensiva masiva que, en el caso de Israel, podría adoptar muchas formas. Israel opera su propia versión del F-35, el F-35I Adir, y naturalmente tiene su propio gran arsenal de misiles y plataformas de ataque aéreo. Es posible que una de las razones por las que Irán no ha intentado, al menos hasta ahora, un ataque con misiles balísticos » bolt-out-of-the-blue» sea porque es consciente de que se enfrentará a una represalia inmediata, masiva y potencialmente catastrófica.
Fte. Warrior Maven– Center for Military Modernization (Kris Osborn)
Kris Osborn es el Presidente de Warrior Maven – Center for Military Modernization y anteriormente trabajó en el Pentágono como Experto Altamente Cualificado en la Oficina del Subsecretario del Ejército – Adquisiciones, Logística y Tecnología. Osborn también ha trabajado como presentador y especialista militar en antena en cadenas de televisión nacionales.