La Estrategia de Seguridad Nacional 2022 identificó el cambio climático como un reto existencial, y el Plan de Adaptación al Clima del Departamento de Defensa insta a reducir las emisiones de carbono en los Ejércitos. El Departamento de Defensa es el mayor consumidor de energía del gobierno de EE.UU., empleando aproximadamente 29 millones de megavatios de electricidad al año. A pesar de ser un gran consumidor de energía, sólo el 6,5% de la electricidad que consume procede de fuentes de energía renovables, muy por detrás de la media nacional, que ronda el 20%.
Para afrontar el reto existencial del cambio climático y reducir las emisiones de dióxido de carbono, el Ejército estadounidense debería construir y explotar reactores nucleares modulares para abastecer de energía a sus bases nacionales. Además de reducir su impacto en el cambio climático, esto también prepararía a las Fuerzas Armadas para operar reactores nucleares desplegados en apoyo de las operaciones de combate.
Aunque abordar el cambio climático y reducir la emisión de gases de efecto invernadero es un reto polifacético, uno de los aspectos más críticos es producir energía eléctrica sin liberar dióxido de carbono. La producción de energía eléctrica fue la fuente del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos en 2020.
Cada vez se impulsa más el uso de fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar. Sin embargo, si no se producen avances tecnológicos significativos, éstas no ofrecen una vía realista hacia una electricidad libre de gases de efecto invernadero a la escala necesaria.
La energía nuclear es una tecnología bien probada que ofrece electricidad libre de dióxido de carbono. Una de las principales objeciones a su expansión es la percepción de que es peligrosa, basada principalmente en los casos históricos de Three Mile Island y Chernóbil. En realidad, ha habido muy pocos problemas de seguridad con la energía nuclear desde que empezó a emplearse en la década de 1950.
Algunos países han abrazado la energía nuclear, como Francia, que produce el 70% de su electricidad a partir de ella. Los nuevos reactores modulares son más seguros que los que están en servicio y, según algunos expertos, no suponen ninguna amenaza de fusión. Por ejemplo, Bill Gates escribió sobre el diseño del reactor TerraPower que «los accidentes serían literalmente evitados por las leyes de la física».
Las FF.AA. de EE.UU. tienen larga historia de uso de la energía nuclear. Es bien sabido que la Armada opera buques y submarinos de propulsión nuclear, pero el Ejército también tuvo un programa de energía nuclear de 1954 a 1976. Este programa operaba pequeños reactores nucleares tanto en el país como en lugares de despliegue. Por tanto, existe una sólida base histórica de seguridad en el funcionamiento de estos reactores.
Además, existen programas de energía nuclear que podrían ampliarse. En 2022, el Pentágono anunció que estaba diseñando y construyendo un minirreactor nuclear en el marco del Proyecto Pele. Las Fuerzas Aéreas también anunciaron que planean operar un reactor modular en la Base Aérea Eielson de Alaska, con «pruebas de demostración y operativas» que se espera que comiencen en 2027. Estos dos proyectos son buenos comienzos, pero se centran en microreactores situados en lugares muy remotos o en el extranjero. Estos programas deberían ampliarse para incluir reactores modulares de mayor tamaño alojados en bases de todo el territorio continental de Estados Unidos.
Además de reducir la huella de carbono del departamento, los reactores nucleares modulares podrían aumentar las capacidades de combate del Ejército, lo que reconoce el Pentágono, y es uno de los factores impulsores del Proyecto Pele. La capacidad de operar y desplegar reactores nucleares podría ser vital para apoyar las operaciones durante un conflicto global de alto nivel. El Ejército depende cada vez más de la energía eléctrica a medida que desarrolla sistemas como las armas de energía dirigida y los vehículos de combate eléctricos.
Si el Ejército estadounidense ha tenido acceso logístico relativamente incontestado durante todos sus conflictos desde la Segunda Guerra Mundial ha sido gracias a la superioridad aérea y marítima, que nos ha dado la capacidad de controlar líneas de comunicación vitales.
Sin embargo, hay que suponer que los adversarios potenciales en el futuro tengan la capacidad de interrumpir las líneas de comunicación, especialmente en los transportes de combustibles. Los reactores nucleares modulares reducirían su dependencia de ellos y garantizarían la disponibilidad de la energía necesaria para los sistemas de combate de alta tecnología.
El desarrollo y explotación de esta capacidad en el país proporcionaría la formación y experiencia militares necesarias para explotar reactores nucleares en apoyo de operaciones en el extranjero.
Al construir y explotar reactores modulares para abastecer de energía a las bases, el Ejército colaboraría al reto existencial del cambio climático reduciendo la huella de carbono del Departamento. Dado que tiene un largo historial de explotación de reactores de energía nuclear y dispone de bases de alta seguridad, y a menudo remotas, para albergarlos, puede haber menos presión pública contra la construcción de instalaciones militares de energía nuclear que la que habría contra la expansión inmediata de las instalaciones civiles.
Además, una vez que los militares desarrollaran un historial seguro de funcionamiento de reactores nucleares modulares, podría emplearse para apoyar el desarrollo ulterior de instalaciones nucleares civiles. Si esto tuviera éxito, podría tener un impacto mucho mayor en la reducción global de gases de efecto invernadero de la nación.
Fte. Defense News (Jared Harlow)
Jared Harlow, Comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos, es estudiante de posgrado en la Escuela Nacional de Guerra. Actualmente es licenciado en ciencias ambientales marinas y posee un máster en defensa y estudios estratégicos. Durante su última etapa en el servicio, Harlow supervisó y ejecutó misiones de aplicación de la ley marítima. Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor y no representan necesariamente las de la Guardia Costera de EE.UU. ni las de la Escuela Nacional de Guerra.