«Guerra irregular» es definida por el Pentágono como «competición […] por debajo del conflicto armado tradicional» o «guerra total». Un nuevo informe revela que el Pentágono recurre a programas de «cooperación en materia de seguridad» para que el Ejército de EE. UU. lleve a cabo «guerras secretas», y recomienda al Congreso que les ponga coto.
El Ejército de EE. UU. ha participado en hostilidades no autorizadas en muchos más países de los que el Pentágono ha revelado al Congreso, y mucho menos al público, según un nuevo e importante informe publicado por el Centro Brennan para la Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
«Afganistán, Irak, quizá Libia. Si se preguntara a un estadounidense medio dónde ha estado en guerra Estados Unidos en las dos últimas décadas, probablemente obtendría esta breve lista», según el informe, Secret War: How the U.S. Uses Partnerships and Proxy Forces to Wage War Under the Radar (Guerra secreta: cómo Estados Unidos utiliza asociaciones y fuerzas interpuestas para hacer la guerra sin que se note).
«Pero esta lista está equivocada: quedan “fuera” por lo menos 17 países en los que Estados Unidos ha participado en conflictos armados a través de fuerzas terrestres, fuerzas proxy o ataques aéreos».
«Esta proliferación de la guerra secreta es un fenómeno relativamente reciente, y es antidemocrático y peligroso», escribió en la introducción la autora del informe, Katherine Yon Ebright. «La conducción de hostilidades no reveladas en países no declarados contraviene nuestro diseño constitucional. Invita a una escalada militar imprevisible para el público, para el Congreso e incluso para los diplomáticos encargados de gestionar las relaciones exteriores de Estados Unidos.»
Uno de esos programas autorizaba al Departamento de Defensa a «proporcionar apoyo a fuerzas extranjeras, fuerzas irregulares, grupos o individuos comprometidos en apoyar o facilitar operaciones militares autorizadas en curso de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos para combatir el terrorismo.»
Según el informe, el Pentágono ha interpretado ese «apoyo» en sentido amplio o, para ser más exactos, demasiado amplio. En la práctica, ha permitido «desarrollar y controlar fuerzas interpuestas que luchan en nombre de las estadounidenses y, a veces, junto a ellas» y emplear la fuerza armada para defender a sus socios locales contra adversarios (en lo que el Pentágono denomina «autodefensa colectiva»), independientemente de que esos adversarios supongan una amenaza para el territorio o personas estadounidenses.
«Tengo chicos en Kenia, Chad, Camerún, Níger y Túnez, que están haciendo el mismo tipo de cosas que los de Somalia, exponiéndose al mismo tipo de peligro», se jactó el general de brigada Donald Bolduc (retirado), que mandó las fuerzas especiales estadounidenses en África hasta 2017 y actualmente se presenta como candidato republicano al Senado por New Hampshire. «Hemos tenido heridos en todos los tipos de misiones que realizamos».
El informe, que se basa en trabajos publicados por reporteros de investigación, entrevistas con funcionarios y personal del Congreso bien informados, documentos y registros oficiales, así como en el análisis jurídico del autor, identifica países como: Somalia, Camerún, Afganistán, Egipto, Irak, Kenia, Líbano, Libia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Siria, Túnez y Yemen.
Pero subrayó que la lista no es, con toda seguridad, exhaustiva.
Cincuenta países, desde México a Perú hasta Indonesia y Filipinas (donde se sabe que las fuerzas estadounidenses han participado en una operación de combate), y cubriendo 22 países solo en el norte y el África subsahariana (sin mencionar Ucrania) tenían programas en marcha a mediados de 2018, según el informe.
«En términos generales, el propósito de la autoridad es adoptar el enfoque del Pentágono de crear y controlar fuerzas asociadas y emplearlo contra países como China, Rusia, Irán y Corea del Norte», – según el informe.
Fte. Geostrategic Media