La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), la división de investigación y desarrollo del Departamento de Defensa, está estudiando el uso de microbios para rastrear silenciosamente las actividades enemigas y alertar a las fuerzas si las detectan. El programa Tellus permitirá diseñar sensores microbianos, espías invisibles que permanecerían inactivos y emitirían una señal encubierta si los adversarios realizaran una determinada actividad. Por ejemplo, tanques que cruzan una frontera, una central nuclear que se pone en marcha, etc.
DARPA, la agencia detrás de éxitos como las vacunas de ARN e Internet, quiere ahora tener la capacidad de desarrollar rápidamente microbios para rastrear a las fuerzas enemigas. El proyecto Tellus, que toma su nombre de la diosa romana de la Tierra, «pretende establecer la gama de señales químicas y físicas que pueden detectar los dispositivos microbianos, las condiciones ambientales que pueden tolerar y los tipos de señales de salida que pueden generar», según el comunicado de prensa de la agencia.
Las señales químicas, según la Agencia, incluyen materiales tóxicos o radiactivos y contaminantes de metales pesados. Entre las señales físicas estarían la luz, la corriente eléctrica y los campos magnéticos. Una ventaja añadida es que los microbios se autoalimentarían y no necesitarían ninguna fuente de energía externa, ni siquiera atención o cuidados.
Una vez que los microbios detecten una actividad, podrían emitir sus propias señales químicas o físicas, incluyendo «luz, compuestos orgánicos no tóxicos o corriente eléctrica». Las señales estarían a la vista, pero serían sutiles por naturaleza, lo bastante perceptibles para disparar las alertas, para evitar que el adversario sepa que está siendo vigilado.
Los candidatos para el Proyecto Tellus incluyen bacterias, hongos y microalgas. Los microbios pueden vivir en diversos entornos, algunos bastante extremos, como al aire libre a nivel del mar, bajo tierra, bajo el agua, con grandes variaciones de temperatura y exposición al calor, al frío y a otros elementos. No hay muchos espías que puedan presumir de ello.
¿Cómo podría un espía microbiano en funcionamiento alertar a las fuerzas de la actividad enemiga? A nivel táctico, EE.UU. podría diseñar un microbio que mostrara bioluminiscencia si se le pasara por encima, sembrándolo en la frontera entre un aliado de EE.UU. y un país hostil. Si el país hostil invadiera al aliado, especialmente en un lugar remoto, los microbios bioluminiscentes iluminarían el rastro del enemigo, un rastro que conduciría directamente a la fuerza invasora.
La tecnología Tellus también podría ser útil a nivel estratégico. Imaginemos que un país construye un reactor nuclear con la intención de producir combustible para armas nucleares; construye el reactor junto a un lago, con la intención de usar el agua para refrigerar el reactor. El uso del agua del lago como refrigerante aumentaría la temperatura del lago. El Pentágono podría sembrar el lago con microbios que podrían empezar a bombear metano si la temperatura del lago aumentara. Las emisiones de metano podrían entonces ser detectadas por satélites de teledetección en el espacio.
DARPA quiere tener prototipos de «dispositivos microbianos» al final de los 2,5 años de desarrollo, así como una estimación de la rapidez con que podrían diseñarse y desplegarse nuevos dispositivos.
La idea es tener la capacidad de crear nuevos dispositivos prácticamente sobre la marcha, para responder a nuevas situaciones que en la actualidad ni siquiera podemos imaginar. Gracias a DARPA, hasta el suelo que pisan los adversarios de Estados Unidos podría acabar espiándoles.
Fte. Popular Mechanics (Kyle Mizokami)
Kyle Mizokami escribe sobre temas de defensa y seguridad. Los artículos de Kyle han aparecido en The Daily Beast, U.S. Naval Institute News, The Diplomat, Foreign Policy, Combat Aircraft Monthly y VICE News, entre otros. Vive en San Francisco.