En España, al igual que en Europa, se viene apoyando el crecimiento del sector industrial, por los beneficios que proporciona para el desarrollo social y económico. Desde el Ministerio de Defensa también se apuesta por el fortalecimiento de la industria, como vehículo para satisfacer las necesidades de nuestras Fuerzas Armadas. De hecho, se han comprometido cerca de 40.000 millones de euros desde la década de los 90 en programas especiales de armamento para la modernización de la Fuerzas Armadas.
Hoy en día afrontamos ciertos retos, que tenemos que ser capaces de transformarlos en oportunidades, destacando entre ellos la necesidad de continua renovación de los sistemas que se quedan obsoletos o terminan su ciclo de vida, el impulso de la Unión Europea a la política de seguridad y defensa, la transformación digital o el empleo de tecnologías duales, con el fin de disponer de unas Fuerzas Armadas adecuadamente dotadas y una industria nacional de defensa sostenible y posicionada en los mercados nacional e internacional.
Desde la Administración española se está impulsando durante los últimos años, en línea con las directrices europeas, el desarrollo industrial, puesto que se considera un sector clave para la generación de empleo de calidad y para un crecimiento económico equilibrado, por su elevado nivel de inversión en innovación ysu aportación a la mejora la competitividad. El objetivo establecido es que el sector industrial alcance una aportación del 20% al producto interior bruto nacional, cuando en la actualidad en España se está en el entorno del 16% (según datos del InstitutoNacional de Estadística de España de 2018).
En el ámbito del Ministerio de Defensa, desde hace más de veinte años se viene apostando por el fortalecimiento de la industria de defensa española, como un elemento vital para satisfacer las necesidades en sistemas de armas de nuestras Fuerzas Armadas, que propicia a su vez la existencia de un salto tecnológico-militar, o “gap” en terminología anglosajona. Este diferencial de tecnologías proporciona ventajas en sus dos vertientes, la industrial y la propiamentemilitar. Aporta un incremento de capacidades que se traduce directamente en superioridad en el enfrentamiento y en el aumento de las probabilidades de éxito en las misiones encomendadas, mientras que, desde la perspectiva industrial, supone una mejora de la competitividad de las empresas, que incrementan su valor y sus posibilidades de negocio a través de nuevos mercados, incluida la exportación.
Sirva de ejemplo que en 1996 el ministro de Defensa firmó con el entonces ministro de Industria y Energía un primer acuerdo para el desarrollo y la ejecución de los programas Eurofighter y Fragatas F-100. Este acuerdo se ha ido ampliando sucesivamente hasta la actualidad para programas de índole terrestre, naval y aérea, entre los que se pueden destacar los carros de combate Leopardo, vehículos de infantería Pizarro, helicópteros Tigre y NH-90, aviones A-400M, buques de proyección estratégica, de apoyo logístico y de acción marítima, submarinos S-80, etc., hasta llegar, entre otros, a los vehículos de combate de ruedas 8×8 y la nueva serie de fragatas F-110.
Todos estos programas tienen características comunes, principalmente su elevado contenido industrial y tecnológico, y contribuyen a la creación en España de empleo con alto nivel de cualificación, lo que ha dado un impulso al sector nacional de defensa en adquisición de tecnologías, capacidad de integración y generación de empresas con el adecuado tamaño para poder ofertar sus productos fuera de nuestras fronteras.
La magnitud de la inversión asociada a los programas especiales de armamento, unos 40.000 millones de euros en algo más de treinta años, puesto que los pagos se extienden hasta 2030 aproximadamente, es tal que supera claramente el ámbito puramente militar, e incluso también el industrial, ya que impacta positivamente en otras políticas transversales de la nación, como son las relativas a empleo, estabilidad económica y promoción del desarrollo regional, constituyéndose de hecho en elemento tractor de desarrollo.
De esta manera, es una realidad contrastada que la industria española de defensa ha experimentado un significativo crecimiento, no sólo en volumen, sino también en calidad y nivel tecnológico, durante las últimas décadas. Este avance la ha llevado a ser un elemento clave para el suministro de sistemas de armas en el ámbito nacional y también la ha permitido posicionarse en el mercado internacional, siendo España en la actualidad el séptimo país exportador de sistemas de defensa, según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
Hay que reseñar igualmente que estos programas especiales han posibilitado una modernización de las Fuerzas Armadas españolas que era necesaria y que debe continuarse, para estar en disposición de poder hacer frente a los retos operativos futuros, en un escenario marcado por la incertidumbre y la rapidez de los cambios.
De esta manera, en el momento actual se presentan un abanico de retos y oportunidades, tanto para nuestra industria como para las Fuerzas Armadas, destacando los siguientes.
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Capitán de Fragata Ángel Arrazola Martínez
Cuerpo de Ingenieros de la Armada
Academia de las Artes y las Ciencias Militares
Sección de Prospectiva de la Tecnología Militar
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