Japón construirá otros dos destructores equipados con el sistema de combate Aegis, para sustituir a dos sistemas de misiles antibalísticos terrestres Aegis Ashore ABM, cancelados a principios de 2020. Tras cancelar estos dos sistemas, Japón examinó las alternativas y decidió que la mejor era la construcción de dos buques de guerra ABM Aegis más.
Los sistemas marítimos no son tan efectivos como los basados en tierra que, además de que, como tal base terrestre, son más baratos de mantener y siempre estarán disponibles para defenderse de los misiles balísticos norcoreanos o chinos. Los barcos pasan sólo alrededor de un tercio de su vida en el mar y no pueden hacer uso de su sistema Aegis ABM mientras estén en puerto.
La cancelación del sistema Aegis Ashore fue el resultado de la mala planificación realizada en 2017, cuando se decidió instalar los sistemas Aegis Ashore en dos bases militares. Esta decisión se vio alentada por el hecho de que en 2016 el primer sistema Aegis en tierra entró en funcionamiento en Rumania. El segundo se activó en 2018 en Polonia. Pero el caso de Japón no es como el de esas dos naciones que sufrieron décadas de brutal ocupación rusa y están desesperadas por protegerse de la rediviva de la amenaza rusa.
Japón ha prosperado enormemente bajo la protección americana después de la Segunda Guerra Mundial y ha desarrollado algunos malos hábitos en materia de defensa. Lo que mató al proyecto Aegis fueron varios de esos malos hábitos.
Primero, cuando se trabajaba en los detalles, se descubrió que habían subestimado el coste de preparar los dos emplazamientos para el Aegis en tierra. Ese coste era un 25 por ciento superior al estimado. Los costes amenazaron con aumentar aún más cuando los civiles que vivían cerca de las dos bases, en las que se iban a instalar los sistemas, descubrieron que uso de misiles Aegis podría tener efectos secundarios.
Se hicieron algunos ajustes en las zonas de despliegue, pero eso no fue suficiente para asegurar a los civiles locales que el booster del misil SM-3 de dos etapas nunca caería en o cerca de una zona poblada. En uno de los emplazamientos de Aegis en tierra, la población civil estaba preocupada por vivir demasiado cerca del radar de la AESA que el Aegis emplea para detectar y rastrear los misiles atacantes. Una vez que los medios de comunicación japoneses y los políticos locales se adueñan de temas como este, se mantienen activos hasta que la «amenaza» desaparece. Finalmente, los misiles norcoreanos y chinos son vistos como una amenaza menor. A diferencia de lo que sucede en Polonia y Rumania, que contemplan a Rusia como la principal amenaza y los efectos secundarios del uso del Aegis no suponen un problema.
Corea del Norte sigue siendo la principal amenaza para Japón, mientras que China ocupa un distante segundo lugar. La falta de voluntad de Corea del Norte para deshacerse de sus programas de misiles balísticos y armas nucleares persiste.
Como resultado, Japón sigue expandiendo sus defensas contra misiles balísticos. La mayoría de ellas aún se basarán en el sistema Aegis, que normalmente se instala en grandes buques de guerra (de 8.000 toneladas o más).
Japón tiene ocho de estos destructores Aegis en servicio o en construcción y que entrarán en servicio en 2021. Los dos destructores adicionales no entrarán en servicio hasta 2026. Así Japón dispondrá de diez de estos barcos equipados con ABM, sólo después de Estados Unidos con 33.
Parece que Corea del Norte seguirá siendo una amenaza, mientras que China se considera menos problemática. China tiene una larga historia de amenazar, pero no actuar. Corea del Norte ha demostrado su capacidad de atacar sin previo aviso como hizo en 2010, por lo que sigue siendo una amenaza, si bien China también lo sigue siendo.
Los más recientes destructores japoneses son los dos buques de clase Maya de 10.200 toneladas y los dos nuevos buques que se construyan probablemente sean de la misma clase. Estas son versiones mejoradas de los anteriores destructores clase Atago. Los Mayas también toman prestado mucho de los primeros cuatro barcos japoneses Aegis-ABM, los Kongos de 9.500 toneladas, que fueron construidos durante la década de 1990 y modelados en los destructores americanos Burke clase Aegis.
Los Kongos tienen 90 celdas VLS (Vertical Launch System) para misiles antiaéreos y contra misiles, así como para cohetes antisubmarinos ASROC. Estos llevan un torpedo antisubmarino para, en efecto, extender el alcance del torpedo en 22 kilómetros.
Los destructores japoneses tipo Burke también llevan un cañón de 127 mm (cinco pulgadas) y ocho misiles anti-buque de diseño japonés (similares al Harpoon americano). La clase Maya tiene 96 células VLS (al igual que los Atagos), así como una electrónica más avanzada que les permite conectarse con la CEC (Cooperative Engagement Capability) que permite compartir en tiempo real los sensores y otros datos con otros barcos equipados con CEC e incluso sistemas en tierra como el Aegis Ashore.
Lo que motivó el pedido original de Aegis en tierra fue la decisión de 2017 de que Japón no necesitaba el sistema antimisiles más caro THAAD, al percatarse de que dos sistemas Aegis en tierra en la isla principal podían hacer el mismo trabajo a menor coste. Eso, además de los destructores equipados con el Aegis y armados con el misil antimisiles SM-3A, permitiría que esos dos sistemas terrestres Aegis protegieran las tres islas.
Además, Japón tiene 24 baterías de misiles antiaéreos Patriot que también pueden disparar el misil antimisiles PAC-3. El PAC-3 tiene un inconveniente, su alcance efectivo es de solo 30 km, mientras que el misil antimisiles Aegis SM-3 tiene 700km (el antiguo Bloque 1) y más del triple los últimos modelos del Bloque II. Por eso dos sistemas terrestres Aegis pueden proteger la mayor parte de Japón (la isla principal). El Patriot PAC-3 proporciona defensa local para objetivos clave (la capital y las principales bases militares).
Japón tomó el liderazgo en el desarrollo de una versión mejorada del misil SM-3 que puede interceptar ICBMs. Esta versión recientemente se probó por primera vez contra una ojiva de misil balístico atacante con éxito. Japón no necesita la actualización de la versión anti ICBM para defenderse de los misiles norcoreanos, pero lo haría si las ojivas fueran de China.
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