La administración Biden ha confiado en gran medida en los ataques aéreos para impedir que los Houthies causen más daños al comercio marítimo internacional en el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
Pero, como ya hemos visto, es poco probable que este enfoque funcione contra un grupo armado que ha sobrevivido años a este tipo de ataques aéreos puntuales. Para degradar eficazmente la capacidad militar de los Houthies , se necesita un régimen de interdicción en el mar completo y con todos los recursos necesarios para atacar sus líneas de suministro y negarles el uso de diversas formas de ayuda iraní.
Aunque los Houthies han declarado que sus ataques son una respuesta a la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, su violencia consolida su control político en el norte de Yemen. También es coherente con los esfuerzos iraníes por lograr la primacía regional. Así pues, es probable que esos ataques continúen, independientemente de lo que ocurra en Gaza; después de todo, ya se producían, aunque con menor frecuencia, antes de que los ataques del 7 de octubre de Hamás desencadenaran el último conflicto regional.
Seamos claros sobre lo que está en juego: por primera vez en cuatro décadas, está en peligro un interés fundamental de Estados Unidos en la región, en el que los sucesivos presidentes estadounidenses han basado la política estadounidense en Oriente Medio: la libertad de navegación y el libre flujo del comercio. Al permitir que los Houthies de Yemen ataquen buques internacionales en el Mar Rojo y el Golfo de Adén con drones armados y sofisticados misiles antibuque o, en un caso notable el año pasado, secuestren un buque, Irán, como hizo en el Golfo a finales de la década de 1980, está causando un daño tremendo a la actividad comercial en una de las vías fluviales más cruciales del mundo.
Los ataques de los Houthi han trastornado el comercio mundial y han obligado a muchos barcos a evitar el Canal de Suez de Egipto, ruta vital para la energía y la carga que viaja de Asia y Oriente Medio a Europa. Hasta ahora, el impacto en el mercado del petróleo es mayor para Europa y las naciones económicamente vulnerables que para Estados Unidos, pero si los ataques de los Houthi causaran una interrupción importante del suministro, podría haber graves riesgos para los flujos de petróleo y los precios podrían dispararse rápidamente, reavivando las presiones inflacionistas y afectando a la economía estadounidense.
Ciertamente, Estados Unidos ha hecho esfuerzos para contrarrestar las amenazas. Estados Unidos ha interceptado algunos barcos que transportaban armas a los Houthies , como destacó la Quinta Flota estadounidense en marzo de 2023, pero esos esfuerzos son más bien ad hoc y no han contado con los recursos adecuados. Es hora de algo más cohesionado.
Para neutralizar la amenaza houthi, el presidente Biden debe encargar al US Central Command (CENTCOM) que lidere un esfuerzo interinstitucional para negar a los Houthies los medios y la capacidad de atacar el libre flujo del comercio en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Este esfuerzo debe incluir contrarrestar la capacidad de ser reabastecidos/rearmados por Irán, u otras organizaciones, con armas y componentes que se puedan emplear para atacar buques internacionales; y negar a los Houthies el uso de entrenamiento, inteligencia, información sobre objetivos u otros medios iraníes que sirvan para restringir la libre circulación del comercio.
Un régimen de interdicción de amplia base debe estar dotado de los recursos necesarios de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento, de escuadrones de las Fuerzas Aéreas estadounidenses (más aviones cisterna) y de células de fusión, junto con los buques, aviones y otras unidades de tareas específicas necesarias para alcanzar los objetivos mencionados. Es probable que esto signifique retirar aviones del Indo-Pacífico, lo que va en contra del enfoque de la «Great Power Competition» que está impulsando el Pentágono, pero las realidades actuales en el Golfo deben tener prioridad sobre las posiciones para un conflicto chino que todos esperamos que quede lejos en el futuro.
También debería proporcionarse a la US Navy financiación adicional, aunque sea de forma temporal, para adquirir más buques de vigilancia no tripulados para la Task Force 59, activos de vigilancia que podrían mejorar la operación existente que ya vigila más de 10.000 millas cuadradas de espacio marítimo de forma persistente. Una vez más, esto puede requerir tomar activos de otras partes del mundo; aunque dista mucho de ser lo ideal, la región necesita seguridad ahora y debería tener prioridad sobre otras misiones.
Hay movimientos no materiales que Biden puede y debe ordenar. La Operation Prosperity Guardian es un primer paso importante para buscar el apoyo de aliados y socios internacionales. Pero debe formarse un grupo operativo internacional paralelo para ejecutar la misión de interdicción en el mar propuesta anteriormente. La estructura de mando ya existe en el Combined Maritime Forces (Fuerzas Marítimas Combinadas) y en el US Naval Forces Central Command Headquarters (Cuartel General del Mando Central de las Fuerzas Navales de EEUU).
Y quizá la medida más importante e impactante que podría tomar Biden es dotar al Comandante de la 5ª Flota de EEUU de autoridad para llevar a cabo la «autodefensa colectiva» de cualquier buque con bandera estadounidense, de propiedad estadounidense, operado por EEUU, con tripulación estadounidense o que transporte cualquier carga en tránsito hacia o desde EEUU. Además, el Comandante de la 5ª Flota debe estar autorizado a defender cualquier otro buque que solicite la defensa de EEUU para transitar por el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
Por último, pero no por ello menos importante, debe revisarse el actual régimen del United National Verification Inspection Mechanism (UNVIM). Se suponía que este régimen inspeccionaría el material que fluye hacia Yemen, normalmente en Yibuti, pero es enormemente ineficaz. Apenas se han confiscado artículos a través del UNVIM en años. El Departamento de Defensa y el Departamento de Estado deben colaborar con los socios árabes y los aliados europeos para generar un mecanismo de verificación nuevo y duradero fuera de la UNVIM, que tenga dientes (rendición de cuentas), que no sea susceptible de corrupción y que cuente con las autoridades adecuadas para impedir el flujo de ayuda letal a Yemen.
Es poco probable que del poder aéreo estadounidense, de forma exclusiva, se pueda hacer frente con eficacia a la amenaza de los Houthi al comercio marítimo internacional, pues lo único que tiene que hacer Irán, como ha hecho durante años, es reabastecer a sus aliados Houthi cada vez que son atacados.
En última instancia, las líneas de suministro de los Houthi son de mayor importancia para sus capacidades actuales que unos pocos combatientes que eliminados del tablero. Si estas líneas no forman parte de la respuesta estadounidense, se permitirá que un grupo terrorista global especialmente calificado, según el Departamento de Estado, tome como rehén a la cadena mundial de suministros cuando lo desee.
Fte. Breaking Defense (Bilal Y. Saab)
Bilal Y. Saab es Senior Fellow y Director del Programa de Defensa y Seguridad del Middle East Institute (MEI). El vicealmirante Kevin Donegan (US Navy, retirado) es un distinguido miembro senior del MEI y ex Comandante de la Quinta Flota de la US Navy.