Sostengo que los chinos creen que las naciones occidentales acabarán cansándose de apoyar a Ucrania, sobre todo si la guerra llega a un punto muerto.
Este apoyo continuado a una guerra infructuosa acabará debilitando a los líderes políticos occidentales en las próximas elecciones, y marcará el comienzo de una era dominada por políticos de mentalidad aislacionista que no abogarán por el apoyo a Ucrania. Además, el continuo suministro de armamento cada vez más avanzado a esta guerra provocará el agotamiento de los arsenales occidentales, que tardarán años en reponerse, dejando a esas naciones vulnerables ante otras amenazas.
A medida que China vea que disminuyen los beneficios de apoyar a los rusos, podría empezar a sugerir un alto el fuego y, dado el predominio de gobiernos aislacionistas en Occidente, estas naciones también podrían animar a Ucrania a entablar negociaciones.
Al mismo tiempo, el Presidente Putin podría dimitir por problemas de salud u otros motivos, y un nuevo líder de línea dura ocupar su lugar, sin el lastre de la controvertida reputación de Putin. Los medios de comunicación occidentales podrían presentar a este nuevo líder como un centrista deseoso de poner fin al conflicto, lo que ejercería una presión política aún mayor sobre Ucrania.
Los dirigentes de Ucrania y Rusia se reunirían bajo el paraguas diplomático de China para negociar un alto el fuego, que permitiera a Rusia conservar sus posesiones estratégicas en torno al Mar Negro, pero también con la promesa de garantizar la soberanía de Ucrania. Sin embargo, la promesa carecería de cualquier mecanismo real de aplicación, ya que los líderes occidentales celebrarían el final de la guerra, saludándolo como una época de paz en Europa y de cooperación mundial.
La guerra ha provocado un cambio significativo en el panorama geopolítico mundial. A Rusia debilitada por la pérdida de sus armas convencionales y soldados en la guerra, no le dejó más opción que recurrir en mayor medida a las armas nucleares como medio de proyectar su poder, pues puede tardar varios años en reconstruir su fuerza de disuasión convencional, lo que conllevaría una mayor amenaza de guerra nuclear.
Debido al auge del aislacionismo en las naciones occidentales, muchas naciones que buscaban en Occidente protecciones de seguridad empezaron a trabajar con China y otras potencias regionales, como Irán, Brasil o India, para establecer acuerdos de seguridad.
Surgiría así un panorama geopolítico multipolar que favorecería a determinadas naciones tanto económica como políticamente.
Fte. Geostrategic Media