La energía fotovoltaica (FV), también llamada célula solar, es vital para la transición a la energía verde. Estas células, basadas en el silicio, que se ven en los tejados y en las granjas solares, son la fuente más eficiente de generación de electricidad a partir de la luz solar.
Sin embargo, estas células solares fotovoltaicas son pesadas y voluminosas, lo que dificulta su transporte a lugares remotos fuera de la red, donde son muy necesarias. Las células solares de capa fina son una alternativa. Pero están compuestas por elementos tóxicos como el plomo o el cadmio o por minerales raros y caros como el indio o el telurio.
Ahora, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres, junto con investigadores de Cambridge, UCL, Oxford, el Helmholtz-Zentrum de Berlín (Alemania) y otros, han producido un material para células solares que puede imprimirse con tinta. Este material ultrafino y no tóxico puede absorber niveles comparables de luz solar con mayor intensidad que las tecnologías convencionales de células solares.
Las nuevas células solares ligeras y ultrafinas pueden transportarse fácilmente
El nuevo material ecológico es el sulfuro de sodio y bismuto (NaBiS2). El NaBiS2 se compone de elementos no tóxicos que son suficientemente abundantes en la corteza terrestre. Los investigadores usaron este material para fabricar películas de 30 nanómetros de grosor.
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