Las armas autopropulsadas son mucho más aptas para sobrevivir en entornos como el que se está produciendo en la guerra de Ucrania.
Sigue absolutamente vigente la necesidad de ‘boots on the ground‘, o lo que es lo mismo, que mientras tu Infantería no ocupe y mantenga el terreno, éste no es tuyo.
¿Pero, que sería de la Infantería sin el apoyo artillero?
En Ucrania se están disparando, por ambas partes, enormes cantidades de proyectiles que, casi inmediatamente, son contestadas por artillería enemiga.
La consecuencia es que, para evitar la efectividad de esta contrabatería, el atacante tiene que moverse inmediatamente después de hacer fuego a otra posición, desde la que seguir disparando.
Las armas autopropulsadas son mucho más aptas
Para ello, es necesario disponer de armas autopropulsadas, mucho más aptas para sobrevivir en este ambiente.
La salida y entrada en posición de las remolcadas es un proceso largo y tedioso, durante el cual son extremadamente vulnerables.
Sin embargo, eso es algo que no les ocurre a las autopropulsadas, sean sobre camión (como los sistemas Caesar francés o el Archer sueco) o sobre trasportes oruga (de las que el ejemplo más destacado es el obús M109 de EE. UU.).
De ahí la reflexión que da pie a este editorial: ¿podría la artillería remolcada llegar a ser obsoleta?
España tiene más sistemas autopropulsados que remolcados
Como dato añadido, señalar que España tiene más sistemas autopropulsados que remolcados. De hecho, dispone de 66 piezas remolcadas de la versión 155/52 SIAC de fabricación nacional y 96 M109, obús autopropulsado estadounidense de 155 mm.
Este último, por cierto, es el arma occidental para apoyo con fuego indirecto más habitual de las brigadas de maniobra de las divisiones de Infantería, tanto blindadas como mecanizadas.