Es evidente que este nuevo estallido de violencia entre palestinos y judíos no tiene que sorprender, pues la lucha latente, el odio almacenado durante decenios, e incluso siglos, las afrentas mutuas, la irrelevancia de la ONU para resolver los diferendos, la intromisión de las potencias en Oriente Próximo y Medio, la gran influencia de las cuestiones de religión, etc, y la Historia, son suficientes para encender periódicamente un conflicto caracterizado por su radicalidad.
Si este es el ambiente general de lo que está ocurriendo en Gaza, espejo de perplejidad de hasta dónde puede llegarse para alcanzar ciertos objetivos, es cierto también que el momento era propicio para la causa de Hamás, de alguna forma sometida a la irrelevancia en los medios, aspecto intolerable para un grupo terrorista. También lo era para la causa palestina en general, cuyo ostracismo en el marco internacional era más que evidente, y su división intelectual entre sus territorios de Gaza y Cisjordania escandalosa y perniciosa.
Si elevamos el tiro, y miramos a la potencia regional emergente, IRAN, la cuestión y oportunidad era geopolíticamente fundamental pues se estaba consolidando una nueva política en Oriente Medio, la del reconocimiento de Israel por los países árabes , y sobre todo la del gran país musulmán, Arabia Saudí, además de la progresiva asimilación del concepto base de los Acuerdos de Abraham por los Países del Golfo, en plena expansión económica diversificada; ni que decir tiene , por lo que puede afectar a España, el destacar el acercamiento definitivo de Israel al oeste del Magreb, a Marruecos concretamente, que se estaba consolidando, y quizás prosiga, incluso en el ámbito industrial de defensa creando un polo de influencia claro en esta región que se alía con el del “Gran Marruecos”.
Es muy probable que el sorpresivo y cruel ataque de Hamás a Israel, el 7 de octubre, estuviera bien calculado y asumido, pues la reacción del Estado hebreo era previsible; es decir, los cerca de 12000 gazatíes fallecidos en los combates en este último mes de ataque de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) son el tributo que el grupo terrorista ha pagado, entre su propia población, por sus acciones en el seno del Estado judío, y la realidad es que estaban previstos y descontados para los dirigentes de Hamás, que viven de una población que les escuda y protege.
Las piezas con las que cuenta IRAN para agredir indirectamente a Israel, cuyo fin persigue para hacerse con todo Oriente Próximo y Medio, son diversas, Hamás, Hizbollah y la propia Siria, sunita la primera pero clara receptora del apoyo de los persas, pero hay que incrementarlas con las milicias que combaten en Siria, de obediencia iraní, como con alguna procedente de IRAK, país que se debate en la influencia del país vecino, dada la mayoría chiita de su población y la acumulación de los sitios sagrados de la citada religión, donde iraníes acuden año tras año en peregrinación a sus “Santos Lugares”, en especial buscando su última morada en el inmenso cementerio de Nayaf. Finalmente los hutíes de credo chiita, en Yemen, también se añadirían a la larga lista de peones iraníes susceptibles de alcanzar a Israel con sus ataques.
La posibilidad, siempre en juego, de la geopolítica, no debería ser arrinconada en lo que respecta a la hipótesis de que este conflicto, ancestral pero extensible, sea aprovechado por Rusia, de alguna forma, para “distraer” de sus apoyos a Ucrania con impulsos políticos y militares en el avispero centroeuropeo, sobre todo en el aspecto militar, dado el gran consumo de recursos que se está produciendo en los ataques de Israel a Gaza. La potencial acción de dos Grupos de Combate Aeronavales norteamericanos en el Mediterráneo puede ser suficiente para disuadir a IRAN de una intervención directa contra Israel, aunque también Rusia posee instalaciones fijas, aéreas y navales, en territorio sirio, lo que supone una consideración respetable de influencia en la zona; lo que puede ser inevitable es la participación asimétrica e híbrida de los peones persas en este conflicto, aspecto que confiere a la situación operacional de Israel como una defensiva en todas las direcciones, y su actual ataque en Gaza como un contraataque en la dirección del esfuerzo principal de defensa, Hamás por el momento.
Siria está de alguna forma agotada por la larga guerra contra el DAECH, y sus flecos, pero nunca ha establecido la paz con Israel, ni siquiera siguiendo el ejemplo, y el valor, de Egipto, y sobre todo de su líder, el Presidente Anwar Sadat, que supo dar los pasos suficientes para sellar aquella; Siria perdió los Altos del Golán en 1967 y todavía los reivindica, a través de una frontera militarizada de alto riesgo, donde una Brigada Acorazada judía vela ,permanentemente, por su defensa, pues desde esas alturas se podrían neutralizar todos los recursos hídricos con los que cuenta Israel,” el sagrado Lago Tiberiades.”, y es muy probable , por esta razón, que Israel nunca los reincorpore a la soberanía siria.
Descritas las variables geopolíticas que influyen en este conflicto, sembrado de guerras extremas y radicales, es necesario analizar las causas de la sorpresa técnica y táctica del ataque de Hamás del 7 de octubre pasado. En bastantes medios y foros se ha hablado de la falta de eficacia de los servicios de inteligencia israelíes, aspecto que a groso modo es evidente, pero es necesario discernir responsabilidades que muchos atribuyen al legendario Mossad.
Es necesario insistir en que todas las comunidades de inteligencia tienen una dedicación territorial, exterior e interior, otra funcional, inteligencia y contrainteligencia, y finalmente una preferencia sobre un tipo determinado de información, que llamaríamos, general y militar. Así, el Mossad se encargaría de la Inteligencia y Contrainteligencia Exterior, de ámbito general y en algunos casos militar, por tanto de los objetivos y amenazas exteriores, fundamentalmente de Irán; el Shin Bet de la Inteligencia y Contrainteligencia en el Interior de Israel, incluidos por tanto Gaza, Cisjordania y el propio territorio de Israel, de todos los riegos y amenazas que pudiera sufrir en esos territorios, menos de los aspectos militares que exigen otra organización y analistas; el Aman, servicio de inteligencia y contrainteligencia militar de las FDI, se dedicaría a la amenaza militar de todas las opciones de ataque por parte de los enemigos de Israel, que de algún modo se han reseñado anteriormente.
En el caso del ataque de Hamás, son el Shin Bet y el Aman los servicios de inteligencia israelíes más tocados en sus predicciones, como han reconocido hace unos días sus responsables, anunciando sus próximas dimisiones, en especial el Director del Shin Bet .
Las causas de tal sorpresa pueden ser múltiples, como en una tormenta perfecta: La paulatina sustitución de la HUMINT por la SIGINT e IMINT, es decir las fuentes humanas por la de señales electrónicas o imágenes, consecuencia del difícil campo de acción para la recluta y fiabilidad de ese tipo de fuentes en Palestina y más en Gaza, la rápida neutralización de las electrónicas que debían dar la alarma, por parte de Hamás, el plan de decepción llevado a cabo por el grupo terrorista, cuyo adiestramiento y acumulación de recursos fueron llevados a cabo en el máximo secreto, incluso fuera de Gaza el primero, y la reducida actividad conflictiva en la franja, la dedicación del Shin Bet y el Aman a Cisjordania, en ese momento con señales más preocupantes de posibles disturbios y, en otro nivel , la perturbación del juego armonioso que en otros momento han desarrollado las instituciones de Israel, influidas desde hace meses por los disturbios y plantes que supusieron, y están pendientes, las políticas de Netanyahu sobre la subordinación del poder judicial al ejecutivo.
En cualquier caso, la responsabilidad del Mossad, de operar en el exterior, debió también detectar las conexiones iraníes con Hamás, permanentes en cualquier caso si se confirma la vinculación; también su visión sobre Egipto, vecino y alimentador necesario, a su través, de Gaza en todo tipo de recursos, debía estar especialmente monitorizada.
En todo caso los documentos de inteligencia no tienen efectos coactivos, no lo son como los que rinde la Policía Judicial a su Juez de Instrucción, solo son aproximaciones a la verdad y su posible evolución, y los responsables políticos, que encabezan los Servicios de Inteligencia, los pueden desestimar, con un solo gesto, introducirlos en un cajón, ahí empeñan su responsabilidad de dirigentes.
La invasión terrestre, precedida por una acción aérea de gran envergadura sobre los objetivos considerados como el Mando y Control de Hamás, y sus infraestructuras críticas, han causado una catástrofe humanitaria no por repetida menos condenable, pero esperada y consentida por Hamás, dado que gran parte de su fortaleza reside en confundirse con su propia población e inhibir al atacante de su acción por las repercusiones humanitarias que pueden suponer. El combate terrestre en ambiente urbano, que figura en las doctrinas militares como un caso particular de las operaciones, es cada vez más frecuente dada la modalidad asimétrica de los actuales conflictos, incluidos en la generalizada conceptuación de híbridos.
Como escribe Henry Kissinger en su reciente libro sobre Liderazgo, Anwar Sadat dio un paso valiente para la paz en Oriente Próximo, que le costó la vida, pero dejó “un legado incumplido”, que pocos han sabido recoger.
Ricardo Martínez Isidoro
General de División, r y Escritor
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores (AEME).