Tras su explosión, crea un hongo visible a más de 32 kilómetros de distancia y la energía que genera la onda de choque hace que objetos sólidos como búnkeres y cuevas colapsen.
Armamento Masivo de Explosión Aerea (Massive Ordnance Air Blast, MOAB). Ese el nombre técnico de la letal munición GBU-43/B, más conocida como la ‘madre de todas las bombas’, lanzada por el ejército de los Estados Unidos sobre Nangarhar (Aftanistán) en la segunda demostración de fuerza realizada en menos de diez días.
La MOAB se creó hace alrededor de 20 años y se probó por primera vez en 2003. El objetivo era presionar al régimen de Saddam Hussein en Irak o a cualquier otro que se opusiera a EEUU. «El objetivo es que la presión sea tan grande que Saddam Hussein coopere”, declaró en 2003 el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld.
Poder de destrucción en tiempo récord
El desarrollo de este arma, la más poderosa no nuclear del ejercito estadounidense, se logró en un año, un tiempo récord que permitió hacer la primera prueba en marzo de 2003.
La ‘madre de todas las bombas’ reemplazó a la BLU-82 Daisy Cutter y cumplía un requisito indispensable para el Pentágono del que esta última carecía: era una ‘bomba inteligente’.
La GBU-43/B incorpora un sistema de guiado vía satélite gracias a las jornadas de más de diez horas al día que los ingenieros emplearon consiguió satisfacer los requerimientos especificados para lograr el arma no nuclear definitiva.
MOAB, por dentro
El arma utilizada este jueves en Afganistán genera tras su explosión un hongo que visible desde más de 32 kilómetros de distancia. Las dimensiones de la GBU-43/B hacen honor a su nombre. Con casi 10 metros de longitud alberga en sus tripas 8.500 kilogramos de explosivos tipo H6, una combinación de ciclotrimetilentrinitramina [RDX], combinado con explosivo convencional [TNT] y polvo de aluminio.
El material explosivo H6, probablemente fabricado en Australia, es muy utilizado en minas y cargas de profundidad, debido al efecto de sobrepresión capaz de generar.
Una vez lanzada sobre su objetivo, el arma de 9.500 kilogramos de peso total despliega sus cuatro aletas de rejilla de guiado trasero para llegar a su objetivo usando su sistema de guiado.
Con sus alas de guiado y un sistema de estabilizadores, la ‘madre de todas las bombas’ mantiene su trayectoria realizando lo que se considera un vuelo balístico consistente. La GBU-43/B es capaz de controlar su velocidad de descenso con el fin de conseguir mayor precisión gracias a la combinación del sistema GPS militar con giroscopios internos.
Todos estos elementos de guiado permiten que las coordenadas GPS del objetivo, introducidas desde el avión portador del arma, lleven a la MOAB hasta su objetivo y destruirlo.
La liberación de energía generada por la onda de choque cuando el artefacto hace explosión se transmite a través del aire llegando a los objetos sólidos como búnkeres, cuevas o instalaciones subterráneas lleguen a colapsar.
Además de la capacidad destructiva, la bomba tiene un fuerte efecto psicológico tanto por el impacto como por el hongo que, en determinadas condiciones atmosféricas, simula al de una gran explosión nuclear.
Después del ataque sobre Afganistán, el ejército estadounidense cuenta en su inventario con otras 14 GBU-43/B. El tamaño de esta bomba requiere una importante logística para su lanzamiento.
Complicado despliegue
Su tamaño no permite la improvisación. El despliegue de esta munición requiere varios días y el uso de un avión de carga especialmente adaptado para su lanzamiento. Para el bombardeo de Afganistán, la fuerza aérea de EEUU empleó un MC-130 Combat Talon II equipado con una bandeja de carga especial con ruedas que permitan lanzar en el momento oportuno la cuna que porta la bomba (similar a las empleadas para lanzar suministros desde el aire).
Cada MOAB puede costar hasta 16 millones de dólares.
El uso de este arma no está exento de riesgos para las fuerzas aéreas puesto que los aviones de transporte son blancos fáciles en espacios aéreos fuertemente disputados.
or este motivo, EEUU optó por usar misiles Tomahawk en Siria lanzados por destructores con base en España desde el Mediterráneo, mientras que en Afganistán han podido emplear el Lockheed MC-130 Talon II para destruir las instalaciones y los túneles usados por el grupo terrorista Estado Islámico en el noroeste del país que, según el exanalista de la CIA, Edward Snowden, «fue construido a expensas de Washington».
La bomba de color tractor
La prisa por terminar y probar el artefacto hizo que la primera bomba fuera verde, del mismo color que los tractores de la firma estadounidense John Deere Green. El Air Force Research Laboratory Munitions Directorate, encargado del desarrollo, no tuvo tiempo para encargar la pintura para cubrir el enorme artefacto y el ‘verde tractor’ fue el único color en cantidad suficiente que encontraron.
El color, el tamaño y el potencial del arma hizo que esta se convirtiera en un arma de disuasión sin necesidad de salir de los almacenes del ejercito.
El jefe de equipo del AFRL Munitions Directorate, Robert Hammack alabó entonces el efecto de esta nueva arma. «Lo más sorprendente de MOAB es que es la bomba más poderosa jamás construida y ha hecho su trabajo -disuadir al enemigo- simplemente porque conocen su existencia”.